Tiroteo En El Embarcadero. Capítulo 22

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Te voy a querer tanto como te han dañado
Defreds
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Después de la conversación con Daniela nos hemos vuelto otra vez al embarcadero con una orden judicial para poder registrarla, y aunque contamos totalmente con el beneplácito de Alejandro y Sara debemos hacer las cosas por la vía legal.
Vemos a Daniela entrar en la casa con un humor de perros, se la ve visiblemente cabreada ya que ni siquiera nos ha visto estando justo enfrente suya.
Vamos hacia el muelle con la intención de registrar los barcos, pero empiezan a disparar justo al lado del pie de Hugo.
Me aparta para atrás cuando vuelven a atacar, y ambos nos escondemos detrás de un árbol con Hugo obligándome a hacerle caso. Pero yo como soy muy adelantada alzo la mano para disparar, y ahí es cuando me disparan en el brazo. De pronto, veo como la sangre empieza a brotar desbocada por mi manga.
-¡Mierda! ¿Estás bien?
Yo asiento con la cabeza, mientras que Hugo se quita la camisa para hacerme un torniquete quedándose solamente con el chaleco antibalas.
Cuando termina me quita la pistola de las manos y empieza a devolver los disparos, mientras que veo que Alejandro y Daniela se vienen acercando. Daniela me obliga a irme con ella dentro de la casa, mientras que Hugo y ahora también Alejandro disparan contra esas personas que nos están atacando.
Por la ventana veo que Hugo y Alejandro se meten dentro del bosque, la tensión que noto en la mano de Daniela es palpable.
-¡Tranquila Daniela! Todo saldrá bien.
Daniela asiente mientras que va en busca de su móvil.
¿Soy yo? ¿O tiene miedo por Alejandro?
Pronto me olvido de eso cuando la escucho discutir con alguien por teléfono.
-Adela, porfavor deja de ser tan caprichosa necesito tu ayuda porque han disparado a Lucía en un brazo, y ahora mismo tú eres la única que la puedes ayudar.
Genial, parece ser que Daniela y su amiga están enfadadas, ¿que las habrá pasado?
-Tranquila que Adela está viniendo, así que si dios quiere en menos de veinte minutos serás atendida.
-Muchas gracias Daniela. ¿Estáis enfadadas?
Daniela asiente y después agacha la cabeza.
-Esta mañana hemos tenido una discusión bastante fuerte la verdad.
Cada día está más unida a Maxi y yo no puedo hacer nada, y eso es algo que me martiriza. Maxi no es una buena persona, y me da miedo que termine igual que tu ami...
No termina la frase al ver que yo agacho la cabeza:
-¡Lo siento de verdad!
-No te preocupes. Hugo y yo hablaremos con Adela para advertirle sobre Maxi.
En ese momento aparece Sara con un cubo de agua templada, toallas, y un botiquín.
Me quita el torniquete y empieza a mojarme la herida con sumo cuidado, mientras que me pone una venda.
-¡Muchas gracias Sara!
Y Daniela totalmente fuera de si dice:
-Aquí están pasando muchas cosas muy raras y nadie tiene ni puta idea de nada. Osea, ¿como me explicas que de buenas a primeras aparezca Maxi? ¿O este tiroteo? ¿La muerte de esa chica por culpa de él? Desde que ese hombre apareció de nuevo las cosas han ido complicándose cada vez más.
Cuando voy a contestar se oyen más disparos, esta vez más cerca.
Nos asomamos por la ventana y vemos a varios hombres irse en todos terrenos blindados, mientras que Alejandro y Hugo van corriendo detrás de ellos, una vez desaparecen Alejandro y Hugo entran en la casa.
Bajamos las escaleras y vamos hacia la sala que es donde están ellos, Hugo se acerca a mi y me da un beso en la boca ante la atenta mirada de los demás.
-Te vas a poner bien, ahora tenemos que buscar un hospital donde te puedan atender.
-Tranquilo Hugo que mi amiga Adela está por llegar, y podrá atenderla. Ella es enfermera.
Hugo asiente con la cabeza mientras que Daniela le pregunta a Alejandro si está bien, y él la contesta con un si bastante emotivo y sonriente ante la pregunta de Daniela. ¿Soy yo o este hombre la mira con deseo?
Antes me ha parecido ver lo mismo en Daniela. Estoy pensando en ello cuando el sonido del timbre me saca de mis pensamientos.
Es Adela que viene con un maletín sanitario.
Me quita la venda y me anestesia el brazo, acto seguido empieza a extraerme la bala. Un rato después ya estoy desinfectada y con puntos de sutura. Una herida fea de ver, pero que pronto el brazo volverá a la normalidad.
-Para tu suerte no ha sido una herida muy profunda, pero si había que extraer la bala.
Te voy a recetar unos analgésicos para el dolor y crema para la cicatrización, te pondrás bien.
Cuando hace ademán de irse yo la digo:
-Gracias por atenderme Adela. Pero ahora necesito hablar contigo.
-Mira Lucía ya sé lo que me vas a decir pero...
-Pero nada Adela. ¡Aléjate de Maxi! No es una buena persona, y ya no te lo digo como policía ni mucho menos, te lo digo como persona.
Maxi trabaja para la mafia y no tiene ningún escrúpulo.
-Si es tan malo como vosotros decís, ¿Porqué no le metéis entre rejas?
Pregunta Adela enarcando una ceja.
Es Hugo quién contesta:
-Porque no es tan fácil. A pesar de que estoy malditamente seguro de que fue él quién inició este tiroteo no puedo detenerle, no tengo pruebas. Los hombres llevaban un pasa montañas, con lo cual no le hemos podido ver la cara.
-¿Tú tienes algo que ver en esto Daniela?
Daniela no titubea, está muy segura de si misma.
-Si, y lo he hecho porque te quiero, y no quiero que te pase nada malo.
-Siempre te quejas de que Alejandro o tu madre se meten en tu vida, ¡deja de hacerlo conmigo!
Alejandro se acerca a Adela y le dice:
-Creo que te estás pasando, y que tienes una fe ciega en ese idiota, y que cuando menos te lo imagines te va a estallar en la cara, ¿quieres eso? Porque nosotros no.
Adela no dice nada, coge sus cosas y se va.
Miro a Daniela que está totalmente quieta sentada en uno de los sillones de la sala.
No llora, ni patalea, ni mucho menos, simplemente está pensativa.
Nosotros también nos despedimos, no sin antes avisarles de que otros compañeros van a registrar los barcos y analizar las balas.
Llegamos a casa y dormimos juntos en mi cama, necesito de su calor y de su cercanía.
Estoy en su pecho cuando le digo:
-Hugo quería pedirte perdón por lo del otro día.
Silencio...
-Sé que no lo hice bien ¡lo siento! Estoy bastante reticente, después de la ruptura tan traumática que tuve con Adrián.
Hugo me agarra de la barbilla y pone mi cara frente a la suya:
-Mira Lucía, ¡me gustas! Y creo que eso no es ningún secreto para ti porque desde el primer momento en que te vi me cautivó tu sonrisa, tu forma de ser, tu cara, todo de ti. Después de lo de Deborah no pensé que me iba a gustar alguien más, pero que te entiendo.
Y lo beso, Si, lo beso porque me moría de ganas.
Estoy encima de él, besándonos mientras que él entra en mi despacito sin prisas, queremos
disfrutarnos, conocernos un poquito más.
Un rato después seguimos tumbados en mi cama conmigo apoyada en su pecho.
-Gracias por no salir huyendo
-gracias a ti por la paciencia y por la confianza.
-No sé a dónde nos va a llevar todo esto solo sé que quiero estar contigo Lucía
-Yo también quiero.
Y me besa, y así estamos toda la noche.

Una isla de dudasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora