Después de que Lucía y Hugo se fueron yo también decidí volver a mi casa, ya que con todo el lío del secuestro de Adelita no tuve tiempo de recoger absolutamente nada.
Llevo más de media hora limpiando ya que hacer limpieza general me relaja.
Estoy en la ducha y empiezo a hacer balance de todo.
Desde que llegué aquí todo ha sido un caos porque no a habido ni un día tranquilo, si no es por una cosa es por la otra.
Cuando salgo me pongo una camiseta negra que me llega hasta medio muslo y dejo
que el pelo se seque al aire libre, no me apetece nada usar el secador.
Ding dong, el timbre.
Bajo la escalera y miro por la mirilla es Alejandro, ¡sorpresa! Y veo que viene con unas bolsas de comida china. Pues la noche promete.
-¡Hola preciosa!
Y entra sin yo invitarle. Se dirige hacia la cocina y saca los tallarines del tupper, y de seguido me dice:
-Ven a cenar anda, que seguro que te van a gustar.
Me siento con él y comemos. Empezamos a hablar de nuestras cosas, el rato se pasa volando y descubro que su madre es venezolana y que vive en Francia, que no tiene hermanos ni hermanas, y que él nació en Lugo, y que su padre era Orensano. ¡Así está de bueno!
-Bueno pues ya te tendrás que ir, no quiero que mi madre se enfade contigo.
-Tranquila no creo que tu madre se cabree
- ¿Por?
-Porque lo sé. Pero bueno vamos a dejar de hablar de tu madre, mejor hablemos de nosotros.
-¡Tú me gustas, me gustas mucho! Porfavor no me prives de estar contigo, ni de besarte, ni de hacerte el amor como el otro día.
Me mira, le miro, nos miramos y me besa.
Los dos terminamos desnudos contra la pared, él entra y sale de mi sin descanso, y me besa el cuello, me agarra de la cabeza y me come, prácticamente me come la boca.
Me baja de la pared y me lleva directamente al sofá, él se coloca debajo de mi y deja
que yo lleve la voz cantante. Estoy encima de él mientras que me agarra de los pechos, en mi vida he hecho algo tan atrevido, pero quizás necesitaba eso, algo atrevido.
Los dos jadeamos, los dos gritamos, y los dos por fin llegamos a nuestro destino. Caigo en su pecho y me quedo dormida, no quiero pensar en nada ni en nadie, solo en nosotros.
Pi, pi, pi… ¡Dios que se calle ya! Levanto mi mirada y me encuentro con la de Alejandro, tiene una sonrisa de oreja a oreja y le pregunto:
-¿Qué hora es?
-Pues justo son las nueve.
-Ah, bueno.
Y me recuesto otra vez en su pecho.
-Será mejor que te vayas Alejandro, alguien nos
podría ver.
Alejandro me da un beso en la frente para después descender hasta mi boca.
Estamos un rato besándonos hasta que se levanta, se pone su ropa y me dice:
-Te veo después, ¿vale?
Yo asiento mientras que él se va.
Me levanto y voy a la ducha, la necesito más que nunca.
Un rato después me voy al embarcadero ya que necesito ver a Adela.
Entro en la casa y veo a mi madre bajar por las escaleras tan guapa y tan elegante como siempre, sin un pelo fuera de su sitio.
-¡Hola mi amor!
Yo agacho la cabeza, la vergüenza y la culpa me pueden.
-!Hola mamá! ¿Sabes donde está Adela?
-Si está con Coque, le está enseñando a montar a caballo, se ve que se llevan muy bien.
Veo que Alejandro entra con un puñado de leña y me sonríe.
-¡Buenos días Dani!
-¡Buenos días Alejandro!
Me guiña un ojo y se va para la sala.
-Mamá me voy a buscar a Adela. Necesito saber si se va a ir donde su familia, si se va a quedar aquí o en mi casa.
-Nena, Adelita se puede quedar sin problema.
-Lo sé mamá, pero necesito saberlo.
Me dirijo hacia los establos y los trabajadores me dicen que Adelita está con Coque en la plaza, así que me dirijo hasta allí.
Adela me divisa y me saluda con la mano mientras que Coque la ayuda a bajarse del caballo, y cuando baja viene corriendo hacia a mi.
-¡Mi Daniii!
Las dos nos abrazamos, y Adela incluso llora.
-No me va alcanzar la vida para pedirte perdón.
-No mi niña son cosas que desgraciadamente pasan, no se pueden evitar por mucho que se intente.
-Pues si, pero bueno te tengo que dar una noticia.
El alcalde me ha dicho que van a ampliar la plantilla del ambulatorio del pueblo porque solo había un médico y una enfermera, y quiere que yo sea parte de la plantilla.
-¿Enserio? ¡Que bien! Eso significa que te vas a quedar con nosotros, ¡como me alegro!
Y nos volvemos a abrazar.
Un rato después me dirijo hacia el Embarcadero, me quedo un rato mirándolo hasta que una voz detrás de mi me llama, me doy la vuelta y me encuentro con Alejandro.
-Sigues mirando el embarcadero como si fuera tu peor enemigo.
-Tal vez lo sea. ¿Como me explicas el tiroteo del otro día?
-Me encantaría darte las respuestas que necesitas pero no las tengo.
Yo asiento e intento irme pero él me detiene.
Él no me dice nada, solo se acerca a mi y me agarra de la cara dándome un beso, yo a su vez me quiero quitar sus manos de encima; pero no puedo, simplemente no puedo. No tengo el valor suficiente para apartarlo de mi. ¿Qué coño me está pasando? No quiero pensar en que me he enamorado de él, simplemente ¡no quiero!
-¡Suéltame porfavor!
-Escucha yo entiendo que estés así, pero no pienso dejarte ir, ¿me entiendes? No quiero dejarte ir, ¡me gustas mucho!
Yo no sé como salir de esto, y tampoco sé si quiero. No contaba con esto, yo solo estaba centrada en descubrir la verdad de todo.
Alejandro aún tiene mi cara en sus manos, sus ojos chocolate me invitan a besarlo, pero me contengo.
-Por ahora voy a dejarte, no quiero que te metas en problemas con tu madre por mi culpa.
Como puedo me quito sus manos de encima, y entro corriendo en casa, quiero escapar de él.
Me he quedado a dormir en el Embarcadero, pero son las doce de la noche y yo no puedo dormir, así que me pongo una ropa de deporte, unas zapatillas y a correr; necesito correr y escapar de mis demonios.
Cuando salgo rumbo al bosque echo a correr como una auténtica fiera, nada ni nadie me detiene. Muchísimos recuerdos me invaden la mente, y la voz de mi padre retumba mi cabeza pidiéndome que corra y huya, y que no mire atrás. Por supuesto que correré y huiré, pero no sin antes descubrir la verdad.
Cuando voy a echar a correr otra vez una voz me detiene:
-¿No puedes dormir?
Y ahí está el, con su sonrisa de gilipollas.
-¡No!
Me agarra de la mano y me atrae hacía él, su nariz choca contra la mía, y su manos van directas hacía mi cara. Me la agarra y sin decirme nada me besa, si me besa, tal parece que se ha convertido en su hobby favorito, y el mío también.
-Estamos en el bosque muñeca no en la casa de tu madre, así que porfavor no me detengas.
Y no lo hago, lo beso fuertemente.
Él me coge encima suya con mis piernas rodeándole la espalda, los dos caemos al suelo mientras que el oscuro cielo tachonado de estrellas empieza a soltar sus primeras gotas de lluvia.
Yo me subo encima de él con mis piernas a cada lado, y lo beso mientras que él me agarra del pelo y me besa. Nos vamos desnudando; que si mi camiseta, que si su camisa, la corbata, es todo un lío, pero es nuestro lío.
Alejandro entra despacito en mi cuerpo, los dos sabemos lo que queremos en todo momento. Él empieza a aumentar el ritmo y yo me empiezo a convulsionar, ¡no puedo más! Alejandro está a punto también, así que los dos entrelazamos nuestras manos y nos dejamos ir por el camino de la gloria.
Alejandro me agarra de la barbilla para que lo mire:
-¡Eres tan bonita!
Y le beso con muchísimas ganas, y él profundiza más el beso.
-Tenemos que volver antes de que nos echen de menos y salgan a buscarnos. Rápidamente nos levantamos y nos vestimos.
Entramos en la casa y cada uno nos vamos a nuestra habitación. Pero, me percato de que en la habitación en la que entra no es la de mi madre ¿que está pasando aquí?
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Una isla de dudas
FanfictionDaniela regresa a su pueblo, Isla Pancha, allí conocerá al nuevo marido de su madre que le atrae desde el primer momento en que cruzan sus miradas. Pronto se verá envuelta en una maraña de misterios cuando trata de averiguar quién mató a su padre en...