Rescate De Daniela, Y Las Últimas Verdades.

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23:00 de la noche del jueves.
Estoy tirada de lado en el suelo y me duele absolutamente todo, y casi no puedo moverme.
Cuando abro los ojos intento ubicar donde estoy, es un sitio cerrado con una luz tenue sobre el techo.
Como puedo me levanto para quedarme sentada en el suelo, y cuando lo consigo ahí veo a mi tía Raquel sentada en una silla en frente de mi...
-Bueno sobrina como veo que te has despertado de la siesta te voy a contar una historia que estoy segura que te va a encantar.
-Érase una vez una mujer que la deja su marido por otra, con una niña pequeña y con un trabajo de mierda con el que solo se podía pagar la casa, pero la comida no.
Entonces me percaté de lo valioso que era el embarcadero. ¿Qué mejor que un embarcadero para llevar y traer droga sin que nadie sospechara? Es entonces cuando tu novio Maxi empezó a acostarse conmigo, y así fue como le introduje en el negocio, lo jodido es que era
un maldito cobarde.
Sé que lo que va a venir ahora no me va a gustar.
-Hasta que un día tu padre y el entrometido de Gerardo me siguieron por el bosque del embarcadero y Maxi les pilló. Es entonces cuando yo decidí seguirlos, me metí por otra carretera para llegar antes y así pillarlos. Acribillé a tiros el coche, el pobrecito de tu padre no pudo esquivarlo con tan mala suerte que el coche volcó.
Con ayuda del comisario Rodríguez que lo acabo de matar, conseguí que se desviarán los disparos. Era un corrupto, con un poco de pasta lo conseguí.
-¿Y los títulos de propiedad para qué los querías?
-Pues una vez muertas tu madre y tú podría vender las propiedades.
-¡Estás loca, ni siquiera hablas con sentido! ¿Tú mataste a Maxi? ¿No?
-El muy idiota quería contártelo todo y yo no se lo podía permitir.
-Lo vas a pagar Raquel, todos tus crímenes.
Es entonces cuando empiezo a sentir unos dolores en la pelvis, y empiezo a sudar. Los dolores no cesan y cada vez son más fuertes.
-¿Sabes? ¡Te voy a matar! Y luego voy a ir a por tu mami y a por el bombón ese que te dejó preñada.
Ahí es cuando los dolores se van haciendo más intensos, hasta que de pronto me siento húmeda.
-¡Vaya, acabas de romper aguas!
Cuando Raquel me dice eso me pongo todavía más nerviosa, y a estar cada vez más sudorosa.
-Raquel porfavor sácame de aquí, te lo suplico. Ya no por mi, si no por el bebé, él no tiene la culpa de nada.
-Yo tampoco tenía la culpa de nada cuando el bastardo de mi padre abusó de mi cuando
apenas tenía 10 años.
-¿Qué estás diciendo maldita loca?
-¿La verdad? La zorra de mi madre no me creyó, nunca le importé. Siempre le importó más tu madre que yo; a ella le daba mimos, le compraba lo que quería. ¿Acaso nadie pensó en mí o que? preguntó chillando.
¡Señor sácame de aquí!
Raquel cada vez está más nerviosa y diciendo cosas sin sentido. Así que aprovecho mientras que está distraída hablando sola. Me voy levantado poco a poco apoyándome en el
escritorio, cuando estoy de pie cojo un palo que había tirado en suelo y cuando se da cuenta de que estoy de pie le pego con el palo en toda la cara. ¡Oh dios mío, que hostión!
Pero decidida a acabar con esto sigo pegándole con el palo hasta que me apunta con un arma en el vientre. Joder, y estos puntos dolores que no se vaaaan.
-¡Te voy a matar! Así que vete despidiendo de este mundo cruel ¡hasta nunca!
Y de pronto se escucha un disparo, alguien ha disparado a Raquel por la espalda, y ésta cae muerta sobre el suelo. Cuando levanto la mirada me encuentro con Lucía, Hugo, y Alejandro.
Alejandro corre hacia a mi abrazándome y besándome.
-Salgamos de aquí.
-Alejandro porfavor llévame al hospital, me he puesto de parto.
Y los dos salimos corriendo hasta el ambulatorio del pueblo ya que es lo más cercano que tenemos.

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