PROYECTO RENACIMIENTO Nueva York - Brooklyn (1942)
0:25 - 0:39 Silver dollar, golden flame Dirty water, poison rain Perfect murder, take your aim I don't belong to anyone, but everybody knows my name
Narrador omnisciente: En 1941,Steve Roger (que pronto sería conocido como El Capitán América) salió de la cámara de rayos Vita después de ser sometido al suero para supersoldado por Abraham Erskin y Howard Stark. La mayoría de los presentes en la sala celebraron, mientras que los doctores y la agente Carter se acercaron al hombre para analizar su estado.
—Como se siente—pregunto Carter mientras tocaba el pecho de Steve como reflejo un tanto nerviosa e impresionada por la nueva apariencia del hombre frente a ella.
—Grande, muy grande—contestó bastante cansado el rubio.
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—Bueno, es comprensible, supongo que te senti—Carter dejo de hablar, pues una mujer vestida totalmente de blanco, supuso era una enfermera, interrumpió la conversación.
—Un gusto, señor Rogers, sería tan amable de acompañarme a la enfermería para tomar algunas muestras—dijo la mujer en un tono muy amigable. Creyendo que era algo rutinario, el rubio se despidió de la agente, no sin antes prometer que la vería tan pronto terminará, y siguió a la mujer a la enfermería.
—Siéntese en la camilla, por favor—le dijo mientras tomaba una jeringa para extraer su sangre junto con dos frascos. El soldado obedeció mientras observaba a su alrededor algo ansioso por terminar para poder regresar con el agente Carter.
—Su brazo derecho por favor señor Rogers—le pidió la enfermera.
—No tiene que ser tan formal señorita...—no termino la frase esperando que ella le dijera su nombre, queriendo entablar una conversación para pasar el tiempo lo más rápido posible.
—Smith, mi nombre es Isabella Smith—completo mientras adentraba la jeringa en su piel.
—Lleva mucho tiempo siendo enfermera Isabella—cuestionó el rubio siguiendo la conversación.
—En realidad no tanto apenas un año, y tú llevas mucho tiempo en él ejercitó?—preguntón mientras sacaba la aguja de su piel para después ponerle un algodón empapado en alcohol en el antebrazo y tenderle un frasco transparente.
—Muy poco tiempo a decir verdad —le dijo mientras doblaba el brazo para que no se cayera el algodón.
—Mm... que hago con esto—alzó la mano sin el algodón, mostrando el frasco que le había dado antes, esperando que le dijera que hacer con él.
—su saliva, por favor—contesto mientras guardaba el frasco de sangre en un frigorífico. Rogers obedeció llenando el frasco de su saliva, tendiéndoselo luego de haberlo llenado, y la rubia vestida totalmente de blanco lo guardó junto con el frasco de sangre. Creyendo que ya podía irse el rubio se levantó de la camilla con intenciones de despedirse hasta que la enfermera le tendió otro frasco, esta vez echo de metal, completamente frío.
