-presente-
Pase todo el día pensando en lo estúpida que había sido al entrar al juego de Jess. Lo conocía tan bien. Debí de haber sabido que él no olvidaría el pasado, y sin duda jamás iba a dejar de usar a las personas para conseguir lo que quería. Era in imbécil inmaduro. Pero yo no iba a quedarme atrás. Quizás era lo que él quería, que siguiera su juego y al fallar una vez !BAM! Me tendría fuera del proyecto. No dejaría que pase. Jamás
Ahora nos encontrábamos en una sala, nosotros solos. Debimos de empezar hace rato, pero Jess no se dignó en levantar la cabeza del teléfono.
-si quieres ser así de inmaduro está bien. Pero yo no quiero soportarte- camine, pero me sostuvo del brazo
-Quieres que le diga al señor Scott que no estas cumpliendo y no te tomas esto en serio? - dijo sin mirarme. En serio estaba frustrada. Porque sabía que diga lo que diga le creerían a él.
-Y cuál es tu plan Jess? ¿Torturarme en silencio? Genial, así solo retrasas tú mismo tu estúpido libro- y luego note su sonrisa torcida. Esa que dejaba ver sus crueles intenciones - eso quieres verdad? Retrasarlo. Si no hago el trabajo en el tiempo pedido me echaran
-Cuando te creció el cerebro Sherlock? - se levantó de la silla, intentando intimidarme- ese es tu problema. Siempre lo fue. Piensas demasiado las cosas. Lo entiendo, es la naturaleza humana hacerse preguntas. Es tu naturaleza juzgar a la gente. Está bien. Haz lo que quieras. Si quieres puedes empezar a escribir ahora, pero recuerda que no puedes poner nada que yo no permita. Si fallas tendrás que borrar todo- no iba a hacer eso, no era estúpida. Se que me haría escribir miles de borradores para no aceptar ninguno.
-Yo más que nadie se quien ere Jessie Aron Patridge. Tu no vas a echar a perder esto. Entendiste? No te dejare. Así que más te vale que cooperes.
-Aaahh. Estoy aburrido- dio un enorme suspiro- quiero ir a tomar algo. Llévame a algún lugar donde vendan algo fresco. No puedo pensar deshidratado
-Ya sabía yo que el cerebro se te había secado. Debe ser el desierto Sahara allí- Hay agua en el dispensar- giro y lo observó. Luego cual niño pequeño comenzó a hacer puchero- no quiero esa agua. Quiero un trago más fuerte.
-Quieres beber alcohol a esta hora? - abrí los ojos sorprendida
-Puedo hacer lo que se me dé la gana. - me jalo del brazo y comenzó a caminar.
-Puedo caminar sola- me solté- iremos, pero en cuanto termines tu trago comenzaremos- lo miré desafiante. Quería dejarle en claro que yo no entraría en sus juegos y berrinches de niño. Yo estaba aquí para trabajar. Así que asintió de mala gana y nos fuimos.
Llegamos a un bar que estaba en el centro. Tuve que buscar uno poco concurrido y con baja iluminación. Era consciente de que tenía su fama. Y no quería ningún escándalo.
Nos sentamos en una mesa que se encontraba en un lugar más apartado, con un sillón en forma de L. Él se colocó sus lentes de sol. Pude haberle dicho lo idiota que se veía con lentes de sol en un lugar a oscuras. Pero prefería no arriesgarme a que lo reconocieran.
-Esto es una mala idea. Si el señor Scott se entera de esto sin duda pensara que soy poco profesional. ¿Porqué tuve que hacerte caso? - me golpeaba mentalmente. ¿Y si eso no resultaba bien?
-Porque soy demasiado hermoso como para que te negaras una petición mía
-O porque eres un idiota inmaduro persistente e insoportable y no quise aguantar tus caprichos
-Relájate. Prometí que luego de beber lo haríamos
-no me fio de ti. ¿Y si esta es otra de tus trampas?
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La Canción Que Reescribiremos
Teen FictionBlair Lahey es una amante de la literatura, le apasiona escribir historias que se resigna a vivir. Jesse Patridge es un talentoso guitarrista y vocalista de la banda más famosa de la ciudad. Y no es hasta que su historia termina que por fin comienz...