-pasado-
Blair
Era un manojo de nervios andante, eso sin duda. Mis piernas estaban temblando, a pesar de que les ordenara que se quedaran quietas. Era sábado por la tarde. Y había quedado con Jess para ensayar. Si, para ensayar. Ni yo me lo creía. El tan solo pensarlo era una completa locura, pero así era. A pesar de mis esfuerzos por hacerlo renunciar a esta tontería, Jess no daba el brazo a torcer, seguiría adelante con lo de ayudarme con mi presentación. Y no me tenía inquieta solamente el hecho de que el me ayudaría, sino que yo era una inútil en cuanto a música se tratase, no se me daban bien los instrumentos, y no quería hacer el ridículo. Quería desaparecer ahora mismo. Y sin mencionar que Jess dijo que sabía cómo podía devolverle el favor, pero no me dijo como. Y eso, me inquietaba aún más.
-Oye, no es el fin del mundo. Alégrate, tienes alguien dispuesto a ayudarte con esto, y Jess sabe mucho de música, ya te ganaste la lotería Zanahoria.
-Cameron, tú ya me has visto intentando tocar la flauta.
-Sí, y casi quedo sordo ese día, pero, el piano es diferente- puse los ojos en blanco y suspiré nervosa- Jess no es cualquiera. Él sabe que eres un desastre, pero está dispuesto a enseñarte.
-Vaya, eso me reconforta.
-Yo lo habría hecho si me lo hubieras pedido Blair. Pero no lo hiciste-se encogió de hombros- lo harás bien. Ten en cuenta que con su ayuda harás una presentación perfecta.
-Bueno, eso es cierto.
-Ten. Te prepare un sándwich y una malteada de fresa. Si vas con el estómago vacío vomitarás.
-Eso no me ayuda. Y creo que si como algo lo vomitaré.
-Dios, que dramática eres- puso los ojos en blanco- ¿a qué hora llega nuestro salvador?
Y al terminar la frase el timbre sonó.
-Pues creo que ahora- dijo poniendo los pies sobre la mesa y encendiendo la televisión. Yo me levante de un salto, no había notado que llevaba ahí sentada media hora, intentando aun asimilar las cosas, no me había arreglado, o bueno, sí, pero no me había dado una última revisada completa por las dudas. Salí corriendo hacia la puerta y revisé mi atuendo antes de abrir. No quería parecer entusiasmada, no quería que pensara que había pasado horas viendo que ponerme para verme bien, aunque así haya sido. Lo último que quería que pensara era que me arreglaba para verlo a él. Al abrir, me encontré con una sonrisa de oreja a oreja y unos ojos que parecían salirse en cualquier momento de su lugar. Se veía más entusiasmado que yo.
-Hola Gabriella, ¿lista para ensayar con tu Kelsi? - no pude evitar sonreír.
-Pues no, pero ya que- el colocó su mano sobre mi hombro y me dio una sonrisa tranquilizante.
-Oye tranquila. Recuerda que yo soy la solución a tus problemas- me guiño un ojo y entró sin permiso ni nada- voy a tomar agua.
-Adelante. Esta es tu casa, si hasta está a tu nombre- Cam lo veía desde el sofá, luego se levantó y fue a la cocina también.
Yo me quede ahí en la sala, los nervios no se me quitaban.
-Y, Jess...- grité desde mi lugar.
-Si Gaby?
- ¿Cuánto crees que tardemos hoy? Es decir, será mucho o...- apreció repentinamente frente a mí, asomándose desde la cocina.
- ¿Porqué? ¿Tienes planes? ¿tienes algo mejor que hace que pasarte toda la tarde conmigo? - dijo sin parpadear, luego cuando lo hizo, parecía expectante a mi respuesta.
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La Canción Que Reescribiremos
Teen FictionBlair Lahey es una amante de la literatura, le apasiona escribir historias que se resigna a vivir. Jesse Patridge es un talentoso guitarrista y vocalista de la banda más famosa de la ciudad. Y no es hasta que su historia termina que por fin comienz...