Nido

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La falta de aire comenzaba a quemar los pulmones de Shen Jiu, ambas manos se posaron en el borde de la tina intentando deshacerse del amarre, pero el dolor que sentía en ese mismo instante era insoportable que no podía poner fuerza en su manos, todos sus intentos eran en vano, de repente fue sacado del agua para luego volver a ser sumergido otra vez en esta.

– ¡SI NO HUBIERAS SIDO UNA PUTA FÁCIL QUE ABRIÓ LAS PIERNAS PARA SEDUCIRME ENTONCES MI ESPOSA NO TENDRÍA QUE SENTIR LASTIMA POR TI! – gritó Luo Binghe.

Luo Binghe hundía el rostro de su maestro en aquella agua helada de la tina de madera.

–Solo eres una perra preñada– habló Luo Binghe que sacó a su maestro del agua.

El hermoso cabello largo y negro estaban sueltos por el suelo y mojados al igual que su torso, la mitad de su prendas para arriba también estaban mojadas, haciendo mostrar sus hinchados pezones rosas en aquellas túnicas delgadas.

Luo Binghe estaba embelesado con aquella imagen que dio su shizun, sus ojos rubí brillaron con intensidad, una sonrisa perversa fue lo que se formó en el rostro de este.

–¡Vete al diablo!– gritó Shen Jiu. Este intentaba pararse, pero su vientre lo impedía teniendo que arrodillarse para estar de pie.

Cuando lo estaba logrando sintió un leve golpe en su rostro haciendo que este de un brinquito, este alzó su mirada para ver, sus cejas se fruncieron al ver el gran miembro duro de Luo Binghe.

 Shen Jiu se sintió asqueado, ignoró y se sujetó fuertemente en la tina para poder levantarse, hace unos segundos había empujado a esa bestia "¡¿Qué mierda, acaso es un perro en celo?!" pensó Shen Jiu.

Luo Binghe hizo un poco de presión ahora en su agarre hacia el brazo de su maestro, haciendo que este otra vez volviera a estar de rodilla. No cabe duda que al ver a su maestro mojado y con sus pezones hinchados, llenos de leche, listos para amamantar lo hizo estar duro.

Luo Binghe sonreía al ver hacia abajo topándose con la mirada asesina de su maestro, las mejillas habían crecido un poco más, los ojos de este seguían bajando hasta ver aquellos labios carnosos que se veían tan tentadores que quería jugar con ellos un rato, el físico de su shizun había cambiado mucho en su embarazo si es así entonces lo embarazaría muchas veces más.

– Si eres bueno te daré una recompensa– habló Luo Binghe – abre la boca, Shizun~ –

Shen Jiu estaba observando con asco a esa bestia, pero sintió una cosa dura que se estaba frotando en sus labios, este se dio cuenta lo que estaba pasando, pero unas manos sujetaron sus cabellos obligándolo a que se apegara más hacia el miembro. 

– ¡Abre la maldita boca! – aquel rostro se había vuelto sombrío.

– ¡Vete a la mierda! – Shen Jiu fulminó con la mirada a esa bestia.

Era una lucha entre 2 personas, una que sujetaba fuertemente haciendo que el otro chupara su miembro y el otro cerrando fuertemente sus labios para que esa acción no pase.

Un fuerte golpe fue dirigido hacia el rostro de Shen Jiu, haciendo que este se desconcentre, sus mejillas fueron sujetadas fuertemente por aquella bestia.

– No hay porqué resistirse shizun, yo sé que usted desea tanto quedar otra vez preñado – habló Luo Binghe mientras una sonrisa se formaba en su rostro.

– ¡Preña a tus malditas esposas!– dijo aquel maestro.

Shen Jiu había sido soltado en ese mismo instante para luego ser golpeado en el rostro haciendo caer otra vez hacia el suelo. Las muñecas de este dolían después de haber salvado del duro impacto que iba a sufrir el vientre. Este vio como Luo Binghe se acercaba con una sonrisa siniestra en su rostro.


Shen Jiu estaba sentado en el suelo recostado en aquella bañera, su cuerpo dolía más por esa maldita bestia que no tenia ni una idea de lo que es tener algo en el vientre y te prohíba moverte con facilidad.

Este se sujetó del borde de la tina para levantarse, pero esta vez sus piernas no ayudaron en nada haciendo caer al duro piso, por unos segundos su visión se había vuelto borrosa pero luego volvió a la normalidad. Este comenzó a gatear con algo de fuerzas hacia la habitación, pero al sentir como comenzaba a salir el liquido por sus muslos lo hizo sentir asqueado otra vez.

Shen Jiu se dispuso a dormir del cansancio y olvidar el dolor en su cuerpo, con un poco de fuerza en su cuerpo comenzó a "ordenar" la cama, haciendo un círculo de almohadas a su alrededor y muchas telas, creando así su propio nido.

Este comenzó a adaptar esa costumbre cuando su vientre comenzaba a crecer, al comienzo este sentía que era algo vergonzoso al hacer eso, pero se sentía relajado y seguro.

Y la noche pasó, dejando lo sucedido atrás, la única prueba eran esas sabanas blancas que ahora estas se habían manchado de  sangre y semen.

La única primavera brillanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora