Dulce sonrisa

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Sus ojos se abrieron, lo primero que pudo divisar Yuan fue la luz del atardecer asomándose por la rendija. Este algo somnoliento sintió frio aire que le congelaban hasta los huesos.

Un dolor punzante en su cuerpo, que lo abrazaba al recién despertar. Recordando los sucesos recientes. Yuan levantó un poco su cuerpo, dejando caer los brazos de su madre alrededor de este.

Con la poca luz que había. Yuan observó a su madre, este apreciaba la belleza que era su madre, aunque tuviera esas manchas en todo su cuerpo aun así sabía que era muy hermoso. 

Recordando como este no puede hacer nada para protegerlo, intentaba una y otra vez ser fuerte enfrentándose a aquel hombre, pero su cuerpo se paralizaba por el miedo, haciendo que su madre recibiera el doble de golpes y que él también se llevara algunos cuantos. Aquel sentimiento abrumador salió en su pecho, haciendo que sus ojos se cristalizaran, saliendo lágrimas de este. Este con un movimiento rápido, se secó las lágrimas con sus muñecas.

Yuan volteó su mirada, con su pómulos rojos y con los ojos hinchados, observó la luz que salía de la rendija de lo más alto. "Señor, escuché de ti y quisiera pedirle un deseo. Quiero que usted proteja a mi madre de esos hombres malos, no es mucho pedir por favor. Como agradecimiento, le juro que cuando sea grande y tenga todo lo que quiero, usted va a recibir muchos regalos."

Observando como la última luz del sol se apagaba. Con sus manos frotando sus brazos con un intento que estos se calentaran, después de haber sentido el frio en sus brazos, que lo congelaba hasta en los huesos. Este se recostó al lado de su madre, cerrando los ojos y esperando que el día siguiente sea algo agradable.

En un cerrar de ojos, la noche se esfumó para así iniciar la mañana. Los ojos de shen jiu comenzaron aclarándose, los rayos de luz de la mañana, alumbraba aquel pequeño cuarto de piedra.

Shen Jiu algo confundido observó todas partes, en busca de alguien, pero cuando se comenzó a alterar sintió un pequeño suspiro. Este observó hacia su pecho, y notó un pequeño niño que lo abrazaba.

Este bufó divertido, al observar a su pequeño niño enganchando a él, sin separarse. Shen Jiu se acomodó un poco, su espalda en la pared. Mientras que sus muslos servían como almohada para el pequeño niño.

El gran dolor punzante que comenzó a llegar a él, por los golpes anteriores eran insoportables. Su mejilla ardía y su labio dolía al intentar hablar.

Shen Jiu comenzó a frotarse el abdomen, con el intento que este parara de doler. Con las dos manos sujetando su abdomen, con el intento de detener el intenso dolor, Shen Jiu observó a su pequeño. Sus pómulos estaban llenos de moretones, con algunas manchas de sangre, sus ojitos hinchados y con algunos rastros de lágrimas en este.

Shen Jiu sintió como su pecho se apretó. La rabia en él, al saber que ni siquiera pudo proteger a su niño, era inevitable. Si tan solo tuviera fuerzas, sería capaz de matar aquella bestia asquerosa. Aun así, este no podría hacer nada, haciendo que se quedara con la rabia. 

Este estaba tan metido en sus pensamientos que no se percató que su pequeño niño lo observaba. Aquel niño miraba fijamente a su madre, este levantaba alguna de sus cejas jugando, para luego regalarle una brillante sonrisa de oreja a oreja a su madre.

Shen Jiu observó esto al igual que siempre, bufando divertido. Mientras mostrando una leve sonrisa. Aquel pequeño niño, su niño, siempre lo hacia sonreír por las tonterías que hacía o decía. Aquel niño que lo vio en todo los peores momentos de su corta vida, que lo vio de mil maneras y en ningún momento sintió asco o desprecio por él.

Aquella madre e hijo se sonreían mutuamente, pero quedó en silencio toda la habitación, al escucharse el pequeño ruido de como rugía de hambre el pequeño estomago del niño. Shen Jiu había quedado algo sorprendido por el repentino ruido, pero este sonrió alegremente a su pequeño niño.

"–Mnh...Creo que sobré un poco de pan en aquella manta– " dijo. Su dedo señaló hacia aquella dirección, mostrando el gran nido de mantas.

Yuan sin dudarlo se levantó de los muslos de su madre y corrió alegremente hacia aquellas mantas. Rebuscando entre las mantas, sintió un pequeño bulto en estas. Cuando sacó el bulto de las mantas, vio que era el pan que su madre decía, este pan estaba envuelto en una pequeña tela, cubriéndolo de la suciedad.

Los ojos del pequeño niño se alumbraron de felicidad. Este muy alegremente dio una mordida gustosamente, pero se detuvo, observó el pan en su mano. Y sin dudarlo caminó lentamente hacia su madre, quedando al frente de ella.

Este sonrió amablemente, sus pequeños ojitos en media luna brillaban de la emoción, en compartir con su madre. Con sus pequeñas manitos, Yuan partió a la mitad aquel pan. Y se lo ofreció dulcemente a su madre.

"–Mamá, coma.–" dijo. Con una gran sonrisa. Este extendió su manito, en donde sujetaba el pan, ofreciéndole a su madre.

Shen Jiu negó con su cabeza, haciendo que la sonrisa de su niño se disminuyera. Esa pequeña expresión de su hijo no fue desapercibida, suspirando dijo: "–Come. Yo no tengo hambre. –"
Yuan infló sus cachetes, haciendo un puchero, dijo: "–Yo se lo regalo a mamá, ¡mamá debe comer!–"

Shen Jiu se sorprendió por aquella reacción de su hijo, sonriendo levemente, aceptó aquel pedazo de pan.

Los dos comieron tranquilamente. El pequeño Yuan parecía saltar de la emoción al ver a su madre tranquilo, comiendo junto a él.

Shen Jiu, mostraba una leve pero dulce sonrisa a su niño, haciendo que este sonriera de igual manera.

El dolor intenso que producía su mandíbula al masticar ese insípido pan asqueroso, estaba comenzando a hartarlo. Shen Jiu no sabía cuánto tiempo iba a durar en masticar aquel horrible pan. Pero lo que más le molestaba era el ver como su pequeño niño probaba esa basura de alimento como su fuera un manjar.

La única primavera brillanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora