Lana

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 Ning Yingying estaba atónita con lo que había dicho el doctor, esta no lo podía creer, pero ¿De quién es el hijo? Se preguntó.

- ¿Disculpe doctor, cuantos meses tiene mi shizun? – habló Ning Yingying, la voz de esta salía entre cortada.

- Hmm...por el tamaño del vientre este tiene 3 meses – respondió el doctor.

Ning Yinying hizo de todo para recordar quien era la persona que pasaba mas tiempo con su maestro durante estos 3 meses, de pronto el recuerdo de su esposo salió a flote, los momentos donde este estaba tan obsesionado en torturar a su maestro por horas y dejaba de lado a sus esposas, donde este mismo se ofreció a cocinarle a su shizun, donde este mismo igualmente estaba buscando una tal píldora extraña, todo hizo click en ese momento.

La imagen de su amado esposo ser capaz de estar con su maestro era algo espeluznante, aunque sabia bien que su maestro no desarrolló ningún sentimiento hacia A-Luo. Lo que más le aterraba era que los días y horas que pasaba su esposo "torturando a su maestro" Esta estaba pensando si realmente solo lo torturaba a base de golpes o le hacía algo más a su maestro.

Ning Yingying no sabía cómo reaccionar a tales pensamientos, su amado esposo el que la consentía a sus esposas y a ella, el hombre más valiente de todo el mundo que buscó justicia con sus propias manos, matando a quien sea su enemigo era realmente alguien malo?

- ¿Estas Bien? – dijo Shen Jiu al ver como su discípula se estaba volviendo más pálida .

Ning yingying salió de sus pensamientos para luego contestar – Ehm... si Shizun – esta levantó la vista buscando al doctor pero este no se encontraba, para luego preguntar - ¿Dónde está el doctor?-

- Se acaba de ir – respondió Shen Jiu

- Oh lo entiendo... Shizun ya me tengo que ir, tal vez mañana vuelva – dijo Ning Yingying que salió lo más de prisa de aquella habitación.

Shen Jiu estaba atónito pero intentaba guardar la compostura, nadie debía de saber que ahora estaba más destrozado que antes, estar embarazado de aquel monstruo era realmente asqueroso, este ya tenia suficiente con sentir siempre su cuerpo sucio al haber sido tocado mil veces, era realmente la mayor tortura que unos simples golpes.


Los días siguieron, algunas veces su discípula lo visitada por un rato para luego retirarse y continuar con sus cosas.

– Shizun, mire lo que le traje hoy – aquella discípula sonreía mientras miraba a su maestro – vi que mujeres tejían para A-Luo y pensé que usted debería tejer uno para su bebé – habló Ning Yingying mientras mostraba un mediano saco de lanas.

Shen Jiu estaba sentado en una silla de madera mientras sus codos se apoyaban en la mesa, este miraba por la ventana como los pajaritos cantaban.

– ¿Tejer? – contestó Shen Jiu, que al escuchar a su discipular, tuvo que voltear a verla algo confundido.

– Si Shizun, yo le puedo enseñar un poco – respondió aquella discípula mientras mostraba una sincera sonrisa. 

Esa discípula, tomó asiento al frente de su maestro para luego sacar algunas lanas verdes y aquellos palillos, enseñándole a su maestro como se debía de usar.

Shen Jiu solo observaba los movimientos de su discípula que unía aquellos hilos para luego formar algunas prendas en miniatura.

Este intentó tejer, pero los hilos de la lana no estaban bien puestos o sino estaba deforme sus tejidos, así que esto lo hizo molestar haciendo dejar las cosas en la mesa para ya no volver a tocarlos. Ning Yingying solo sonreía al ver a su maestro molestarse al ver que no le salía bien.


En aquella habitación que solo estaba alumbrada por las velas encendidas haciendo notar las variedades de joyas y a las dos únicas personas.

Luo Binghe estaba furioso, tanto trabajo tenia que hacer que ya ni tenia tiempo en alimentar a esa escoria de ser humano, que actualmente estaba débil. Probablemente ya estuviera muerto porque había pasado semanas desde que no lo volvió a visitar, pensó Luo Binghe.

Estaba lleno de ira que rompió el pincel con el que había estaba rellenando aquellos papeles. Su rostro estaba sombrío y su aura espeluznante que cualquier sirviente estaría rezando para que su Rey no lo llamara, ya que esto aseguraba una muerte segura.

– Su alteza, ¿podría terminar rápido con su trabajo? Estoy tan caliente que no sé si pueda esperar – habló coquetamente la mujer que estaba en la cama de su esposo.

Luo Binghe tenia un aura asesina, pero rápidamente esto se fue al recordar el pensamiento que aquel bebé que va a nacer probablemente va a sufrir demasiado a manos de su madre, este esperaba que aquel niño se diera cuenta de la asquerosa persona que era su madre.

La única primavera brillanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora