Demonios

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En aquel rincón de la habitación estaba Shen Jiu, sus túnicas estaban algo sucias y su hermoso cabello estaba desatado.

" ¡Maldito bastardo, si tanto quieres cogerte a un hombre pues consiguete uno y deja de molestarme a mí! " Shen Jiu maldecía en sus pensamientos.

Ya había pasado un largo rato que esa bestia había salido de la habitación, después de terminar satisfecho al usar el cuerpo de su maestro como cualquier otro día. Shen Jiu se dispuso a descansar en ese mismo rincón luego de ver las ultimas luz del día por aquella rendija, pero la puerta de su habitación se abrió de repente "¡¿Qué mierda?!" pensó shen jiu, al notar a un grupo de demonios en aquella puerta.

Resonaban las risas de esos demonios por toda la habitación, al parecer habían bebido.

- ¿Es él? Realmente es una belleza, lástima que solo es una puta más-

- Escuché que tomó aquella píldora-

- ¿Enserio? -

-ajajaja vamos a tomarlo prestado por un tiempo-

-Hay que dejarlo embarazado ¿no creen? -

Shen Jiu estaba algo asustado "¡¿Cómo esos demonios de bajo rango pudieron entrar?!" Se preguntaba Shen Jiu, pero no tuvo tiempo de reaccionar al notar a los demonios justo al frente de el.

Su corazón latía a mil, no tenia tantas fuerzas como para defenderse de esos miserables demonios "¡¿Qué mierda tenían planeado hacerle?!" se preguntaba, pero sus pensamientos fueron interrumpidos por aquellas voces.

-Oh pequeña putita, se buena y abre la boca- decía aquel demonio, sujetando fuertemente el mentón de shen jiu con algunos de sus dedos.

- ¡Vete a la mierda!- respondió Shen Jiu furioso.

Aquella habitación había quedado en silencio por algunos segundos para luego llenarse de risas de esos demonios.

- Sujétenlo. – Fue lo único que dijo para que algunos demonios sujetaran fuertemente las extremidades de Shen Jiu, bloqueando cualquier movimiento de este.

Cada prenda estaba siendo removida lentamente por aquellos demonios mientras que shen jiu pateaba o intentaba atacarlos, con un movimiento rápido y fuerza sacaron aquel pantalón blanco de ese maestro, tocando cada parte de sus muslos 

-¡NO ME TOQUES, PEDAZO DE MIERDA!- gritó Shen Jiu. Utilizando todas sus fuerzas en dar un gran golpe en el pecho de uno de los demonios, haciendo que este salga empujado en una de las paredes, golpeando fuertemente la cabeza de este dejándolo inconsciente.

- ¡Ya me cansaste maldita puta! - habló el líder de ese grupito, dándole una fuerte bofetada al humano.

Aquella hermosa piel blanca igual que la leche ahora tenia una gran mancha roja en la mejilla, no habiendo tanta diferencia entre los demás golpes en su cuerpo.

-¡Mírame!- habló aquel demonio -¡Solo eres una puta más! ¡Naciste para ser follado y ahora solo sirves para dar hijos!- gritó furioso aquel demonio, dándole un fuerte golpe en el vientre del humano, para luego marcharse.

-¡VAYÁMONOS!- gritó aquel líder demonio hacia sus amigos, marchándose de aquella habitación.

-Uhm?-

-Tan rápido?-

-pensé que si íbamos a terminar lo que comenzamos, que desperdicio-

Fue lo único que se escuchó de esos demonios antes que esa puerta fuera cerrada de nuevo.

"¡Yo...Yo no soy una puta! ¡Mi nombre es Shen Jiu y soy un señor de la Cumbre, muy poderoso! ¡Ya no vivo esa vida de antes...  de cuando era joven!" habló para sí mismo Shen Jiu.

Recostándose otra vez en aquella esquina, sin fuerzas, muy somnoliento y con un gran dolor en su vientre por aquel golpe. Sus ojos se cerraban quedando al fin completamente dormido.

El sonido de la puerta recién abierta sonó, aquel chillido de metal había hecho despertar al humano, sabiendo que es hora del desayuno.

-¡Buenos días shizun ¿Cómo amaneció hoy?- habló Luo Binghe muy alegremente.

El fuerte sonido de aquella bandeja que cayó al suelo hizo que el humano levantara su rostro para saber lo que sucedió. Sus ojos miraron el gran desastre en el suelo por la comida para luego ver hacia el sujeto, haciendo contacto visual con este, aquel sujeto tenia un rostro sombrío y un aura espeluznante.

- Quien le hizo eso- murmuró Luo Binghe.

-¿Eh?- contestó el humano – Habla fuerte que no te puedo escuchar- resopló.

Luo Binghe salió rápidamente de aquella habitación, obviamente cerrando la puerta sin dejar huir a aquel humano.

Furioso mandó a llamar a todos sus sirvientes, sus ojos se volvían más rojos por la furia. El gran Rey Demonio, realmente apuesto y en su trono de oro mientras todos sus sirvientes estaban arrodillados ante él, una imagen hermosa para ser contada pero aterradora para las personas inocentes ahí.


La única primavera brillanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora