Suéltalo!

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Shen Jiu se levantó los más rápido de la cama; había pasado unos minutos que había terminado de ser violado por aquella bestia; aun con el cuerpo desnudo caminó hacia el armario, sus piernas largas blanquecinas con demasiadas marcas rojas en toda esta. Aquellas piernas temblorosas que estaba avisando que en cualquier momento lo iban a traicionar; caminando con todas sus fuerzas llegó hacia el armario.

Abrió las puertas de bambú, sacando de ahí a su ya grandecito bebé; aquellos brazos acunaron aquel bebé, pequeñas lagrimas caían de este, mientras que su madre lo limpiaba con las yemas de sus dedos.

Había pasado muchas horas desde que no alimentaba a su bebé; Shen Jiu estaba preocupado que se había olvidado del tiempo que hacía para asegurarse que Luo Binghe saliera; este observaba a su pequeño bebé que tomaba su preciado alimento, una calidez tierna creció en su pecho; este tan solo pudo dar un bufido divertido.

En aquella habitación se encontraba aquel maestro, frente al armario de bambú, el sol que salía de la ventana servía para alumbrar la habitación; iluminando con belleza al maestro, de frente al armario de bambú; aquellos cabellos largos y negros al igual que la noche, aquella espalda tan blanca como la nieve, pero manchadas como si hubieran sido el resultado de una terrible guerra sangrienta.

Con pasos rápidos y silenciosos pasos, esta persona se acercaba hacia su maestro; sus puños se apretaban con mucha más fuerza con cada paso que este hacía cada vez que estaba más cerca de su maestro.

Shen Jiu observaba a su bebé mientras que le regalaba una leve sonrisa. Dé repente este fue sujetado con fuerza de sus cabellos, haciendo levantar bruscamente su rostro hacia arriba.

Su rostro palideció, su ceño frunció y sus ojos se abrieron con horror al ver aquella persona.

Shen Jiu apretó con fuerza el agarre hacia su bebé negándose a soltarlo en cualquier momento que sea.

Fue jalado con fuerzas haciéndolo retroceder; este ahora quedó frente a frente de aquel sujeto.

Una mirada de odio total se dirigía hacia aquel sujeto; este solo tenía una expresión de burla en su rostro, que se dirigía hacia su lamentable maestro.

"–Shizun, realmente no creía que usted hubiera escondido a su pequeña basura en estos últimos 2 años –"

El ceño de Shen Jiu se frunció aún más, apretando con fuerza.

– Bueno, que haremos con él... le doy a los demonios para que se coman? –declaró Luo Binghe.

Shen Jiu al escuchar estas palabras solo pudo sujetar fuertemente el agarre hacia su bebé; este le lanzaba una mirada de odio a aquella bestia –¡jodete, basura! – respondió.

Este fue sujetado con más fuerza de sus cabellos, haciéndolo mirar arriba de nuevo.–¡déjame, Bastardo!–

Shen Jiu fue lanzado de espaldas hacia la pared; cayendo al suelo, el terrible frio comenzaba a congelar sus delgadas y debiles piernas. Su cuerpo se sentía pesado y débil, pero aun así se negó a soltar el agarre hacia su bebé; este estaba tan concentrado en observar los movimientos de Luo Binghe hasta que escuchó un llanto; aquel bebé comenzó a llorar. 

–¿Qué es lo que vas hacer shizun?– preguntó Luo Binghe con un tono burlesco.

Los ojos de Shen Jiu estaba abiertos de par en par, la desesperación y el miedo ya se había apoderado de él.

Este fue sujeto fuertemente del brazo, sacándolo del trance en el que estaba. Shen Jiu miraba con odio hacia aquella bestia, negándose soltar a su bebé de sus brazos, pero su cuerpo había estado tan débil que simplemente era cuestión de segundos para que sus brazos ya no le respondieran más.

El agarre de sus brazos de aflojaron, dándole así oportunidad a la otra persona en tocar la piel de aquel bebé. 

Luo Binghe tan solo observaba la escena algo irritado, este tan solo rodó los ojos al ver a su maestro intentando proteger algo de la forma más basura posible.

Ya cansado con aquella escena, pateó fuertemente aquel rostro de su maestro; haciendo que aquel maestro aflojara todo su agarre, aprovechando el momento.

El fuerte golpe dejó a Shen Jiu mareado, su vista estaba distorsionada y sus fuerzas estaban casi agotadas. Este observó como aquella bestia le había arrebatado a su bebé de sus brazos.

Sus ojos cansados al igual que el resto de su cuerpo, Shen Jiu observaba con desprecio hacia aquel sujeto– ¡Suéltalo, Bastardo asqueroso!– gritó.

– Shizun. ¿Qué haré con este niño? Se lo doy de comer a los demonios, seguro les encantará – habló, mientras se reía de la asquerosa cara de su maestro que reflejaba miedo.

– ¡No te atrevas, maldita bestia!– gritó Shen Jiu.

Luo Binghe solo lo observó y sonrió siniestramente; haciendo que aquel maestro tuviera escalofríos, este tomó fuertemente del pequeño bracito del bebé; este estaba tan irritado por el llanto que comenzó a caminar hacia la salida llevándose al niño.

Shen Jiu intentó ponerse de pie intentando alcanzar a Luo Binghe, pero era inútil; sus rodillas estaban heridas con las fuertes caídas que comenzaba a sufrir seguido, sus piernas y su cuerpo estaban tan débiles que parecía que se habían puesto de acuerdos para que dejaran de funcionar, esta acción de su cuerpo frustró a Shen Jiu.

Este se sentía vacío, lo acababan de robar a su pequeño de sus brazos, probablemente en un par de minutos estuviera muerto; este estaba de rodillas observando al suelo, su rostro estaba sombrío y su mirada vacía, sin brillo alguno.

La única primavera brillanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora