Desesperación

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Un día más empezaba para aquel pequeño niño. Recostado en aquella pared, junto a su madre.

Este observaba las marcas en su cuerpo y el dolor que lo invadía en cada parte.

El sol alumbraba su rostro, teniendo que despertarse de mala gana. Sus pequeños ojitos estaban hinchados por haber llorado hasta dormirse, con el profundo miedo que su madre ya no estuviera con él.

Su mirada era vacía, y con un sentimiento de tristeza. Preguntándose porqué siempre era atormentado, simplemente no entendía. ¿Por qué le pasan estas cosas malas a él? ¡¿Que tanto mal ha hecho para merecer esto?! ¿Acaso...sus suplicas, para aquel Dios...no eran nada?

Observando su cuerpo, viendo como con el pasar del tiempo aquellas manchas en su cuerpo iban y venían de nuevo. Conocía demasiado bien el dolor en él. 

Que hasta se llevaba a preocupar, en un punto llorar, cuando esas manchas comenzaban a borrarse, ya que siempre las tenía en su delicado cuerpo.

Las rutinas eran las mismas, ser golpeado y observar cómo golpean a su madre. Ayudarla a limpiar cuando esos sujetos terminan de hacerle algo.

Aunque era inevitable; no podía hacer nada, solo era un niño asustado, que suplicaba hasta cansarse. Gritando y llorando, hasta quedarse sin aliento. 

Tenia una bola de emociones dentro de él, pero era una sensación muy extraña para aquel niño.

El gran miedo y rabia que sentía hacia aquellos hombres, pero no se comparaba en nada, hacia aquel sujeto poderoso. Pero no podía hacer nada, más que apretar su puño al observando y escuchando los golpes que le daban a su pobre madre.

Antes era algo como bofetadas, algunos golpes en el cuerpo. Pero ahora todo era peor, sus golpes que para él habían sido "suaves" ahora comenzaban a volverse peores. Golpeando cada parte de sus cuerpos, como si fueran un par de costales.

Los golpes más recientes fueron los que había recibido la noche anterior, sus mejillas estaban hinchadas por el fuerte golpe que recibió, al igual que todo su pequeño cuerpo. 

Era un día como los otros, este simplemente se mantenía al lado de su madre con la cabeza baja, observando el suelo, con el temor de levantar la mirada.

Simplemente no entendía como empezó los golpes, pero cuando tomó conciencia, su madre estaba siendo golpeada sin razón alguna.

La pateaban sin parar. Mientras que esta daba algunos suaves quejidos ahogados de dolor.

Yuan estaba algo atónito y en su misma posición, cerrando los ojos con fuerzas, mientras apretaba los puños encima de sus muslos.

Este levantó la mirada, disimuladamente observó, sin alzar la cabeza por completo, levantó la cabeza de un ángulo sutil donde pueda observar la escena frente a él. 

Pero lo que lo horrorizó no fueron aquellos golpes, sino en como lo hacía. Siempre observaba como su madre era golpeada por aquel monstruo, había observado miles de veces aquellos golpes, pero en ese momento, se veían tan inusual a lo de siempre. 

Se sentía tan diferente, que algo dentro de él, le indicaba que debía de hacer algo. La ansiedad y la desesperación comenzaba a invadir en todo su cuerpo.

Que incluso podía observar cómo su madre estaba hecha bolita en aquel suelo, dejando expuesta su espalda, como escudo; recibiendo todos los golpes hasta llegar a su nuca y algunas partes de su delicada cabeza.

El miedo lo paralizó, y su imaginación le jugaba mal. Cada golpe, que recibía aquella nuca o su cabeza, le hacía estremecerse del miedo, como si en cualquier momento su madre dejaría de respirar.

La inmensa sangre que salía de la boca de su madre, lo volvía peor. Para aquella sensación en su cuerpo que lo desesperaba, su cuerpo comenzaba a sudar, sin parar. Para luego observar, como su madre había sido sujetada de su cuero cabelludo, levantándola de aquel suelo, mostrando todo un rostro lleno de sangre, cortadas y moretones que ni siquiera se curaban y recibían uno tras otros.

Aquel cuerpo estaba en pésimas condiciones. Lleno moretones, extrañas marcas de mordidas, suciedad y cicatrices, algunas ya cicatrizadas, y otras recientes.

Observó como de la boca de su madre, comenzaba a gotear demasiada sangre de esta, como si no hubiera fin. Pero quedó en blanco al observar cómo su madre le había escupido en la cara de aquel sujeto. 

Este sabia lo que iba a venir...claro que lo sabía.

Tenía que hacer algo, lo tenía que hacer. El miedo se había apoderado de él, haciendo temblar y congelando su cuerpo. Mientras escuchaba golpe tras golpe.

La desesperación lo inundó otra vez. El pequeño Yuan estaba asustado, tenía miedo, y las lágrimas con los pequeños hipos ahogados, que intentaba ocultarlos habían sido en vano. Golpe tras golpes resonaba en la habitación. Aquel niño observó a su madre y luego hacia aquel monstruo; frunciendo el ceño, mostrando una mirada de odio.

Apretó sus puños con todas las fuerzas que tenía, y no lo pensó dos veces. Se levantó de su posición actual rápidamente, sus rodillas dolían por el tiempo que había estado arrodillado y por el brusco movimiento de levantarse; mientras se dirigía feroz mente hacia aquel sujeto.
Observando la espalda de aquel sujetado, mientras daba algunos pasos hacia este. Levantó su puño, y con gran rabia, lo golpeó sin pensarlo dos veces. 

Y entonces fue ahí donde lo escuchó. Aquel sujeto, estando de espalda, dejó salir una leve risa casi muda, que aun así logró ser percibida por el menor.

Sus ojos se agrandaron, y el miedo lo volvió a paralizar, al percatarse de lo que había hecho. El miedo y la adrenalina habían sido demasiado que no pudo ni siquiera golpearlo con todas sus fuerzas, simplemente había dado un pequeño y delicado toque hacia aquel mayor.

Quedando atónito, que no se percató que aquel mayor había volteado. Aquel hombre, desde la oscuridad observando por todas partes, moviendo los ojos de un lado a otro, buscando al culpable del acto. Hasta que se detuvo, bajó la mirada, y con sus ojos rubís que brillaban siniestramente. Mientras observaba fijamente al pequeño niño debajo.

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⏰ Última actualización: Nov 20, 2022 ⏰

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