Bully Love [Loliplay]

17: ¿Ya Te Rendiste?

Después de ese día, no pudo dejar de pensar en como haría para ganarse el corazón de su amado pelirrojo. Reflexionaba y pensaba, metido en su habitación todo el tiempo. Había ocasiones que, cuando casualmente sus padres estaban en casa, le preguntaban por esa genuina sonrisa, por qué se veía tan pensativo o por qué se reía de la nada.

Y es que estar enamorado era algo tan bello, pero a la vez tan complicado, no podía explicar sus emociones solo en simples palabras. Y por supuesto, tampoco podía explicarle a sus padres que se había enamorado de un hombre. No era usual en él decir que alguien le gustaba, no recordaba siquiera la última vez que le había hablado a su madre sobre eso, quizá hace años. Y, que él supiera, nunca había tenido una "Pareja oficial", todo siempre era por algún tipo de interés.

Pero ahora era diferente, este si era un amor diferente, era un amor tierno, un enamoramiento a lo que solían llamarle.

No pasó mucho hasta que sus cómplices en esta travesía se dejaron de complicaciones y fácilmente dieron una solución.

El moreno estaba más nervioso que nunca, ¿Era muy cursi por lo que iba a hacer?, ¿En serio iba a hacer el ridículo?. Se notaba que sus amigos eran más expertos en el ligue que él.

Tal vez estaba exagerando, por una rosa no iba a pasarle nada, pero, en verdad era un suplicio. ¿Y si lo rechazaba o lo humillaba? Era lo más probable, y era eso a lo que le tenía miedo, a la humillación. Se estaba pintando a sí mismo pajaritos en el aire al pensar que su chico le aceptaría así como así, cuando muy bien sabía que nada de eso pasaría, pero nadie podía obligarle a no soñar.

El receso había llegado por fin, aún más tortuoso de lo que había imaginado. Empezaba a retractarse, pero el par de enamorados no paraba de empujarlo para que buscara al ojo-verde, insistían en que debía hacerlo sino toda oportunidad se perdería.

Se armó de valor y buscó su objetivo por todas partes. Cuando lo encontró todas sus fuerzas se desvanecieron. Se veía tan sereno y calmado, sentado en una banca en el patio, mirando hacia la nada. Se le veía pensativo. En cualquier otro caso entregar una rosa a alguien para el castaño sería de lo más fácil, pero con el olivo era distinto, no podía ni mirarlo sin sentir su corazón a mil palpitando queriendo salir de su sitio.

Como pudo se armó de valor y caminó hasta allí, poniéndose frente suya. Al encontrarse con esa mirada esmeralda trató de no volver a caer, y como todo un caballero le extendió la rosa a su amado, sintiéndose extrañamente con más valor, tanto que podría darle un beso. Pero para su mala suerte, el pelirrojo le miró con indiferencia sin decir ni una sola palabra para marcharse después.

El moreno sintió por primera vez el rechazo, era una sensación horrible e indescriptible, sentía una presión en el pecho y un nudo en su garganta, era un dolor insoportable, tanto que sintió sus ojos hacerse agua.