Bully Love [Loliplay]

20: La Llamada

—Oye...¿Quieres oír un chiste?—

Mencionó un pelinegro, bastante aburrido del silencio tan profundo y azotante que se había formalizado hace unos doce segundos y contando.

¿Cuánto llevaba allí? No lo sabía.

Desde hace un tiempo estaba ahí, no tenía ni idea de cómo era el lugar, pero por lo que sus sentidos, a excepción de la vista se lo decían. No era un lugar público, tampoco había mucha gente, en todo el tiempo que llevaba ahí escuchaba dos voces únicamente.

Comía una vez al día, al igual que solo podía ir al baño una vez al día, pero era vigilado por esos sujetos para que no se escapara.

Pasaba todo el tiempo con los ojos vendados, su boca también. No le conocía ni la cara a los hombres, y llevaba así desde hacía meses; o quizá no, ya había perdido la cuenta de cuánto llevaba ahí, o siquiera donde estaba.

—Había un niño que se llamaba tarea. La profesora dijo: "Tarea para la casa" y tarea se fue...— empezó a carcajearse el sujeto que había dicho un chiste tan malo.

—Por Dios Quackity cierra la puta boca un rato.—El otro tipo, con un acento más marcado dirigió la palabra para que este se callase, pues siempre estaba hablando, sea mucho o poco, algunas veces siendo ignorado.

El de acento, parecía estar concentrado leyendo el periódico, pues al pasar página, el ruido estresante que este provocaba, y el olor que a duras penas alcanzaba a percibir lo delataba. Entre otros olores, como el de tabaco, que era el que más olía todo el tiempo.

—Ay, Illojuan, no seas amargado cabrón, nos aguas la fiesta al chico y a mí–

Ya había pasado medio año y algunos meses. Once meses de sufrimiento, sin saber nada del pelirrojo, viviendo en tedio y frustración.

Había terminado un año, viviendo su primera navidad triste, no aburrido y mayormente solo (como siempre fueron todas sus navidades). Esta vez era acompañado por sus padres, "suegro" y amigos, que le daban todo el apoyo, pero para él seguía siendo amargo. Desde que el olivo desapareció ya nada era igual para él.