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Siempre me acuerdo de ti, en este día, en este mes. Que siempre me inspira a dedicarte un verso, un poema. Que siempre se atraviesa una canción que me hace volver a esos días en los que te tenía cerca.

Esta vez no es la excepción, porque este viejo cuaderno y yo ya perdimos la cuenta de cuántas veces has pasado por sus páginas.

Aquí ya pocos te recuerdan como yo lo hago. Y creo que soy el único que te piensa. Porque, aunque sé que ya no volverás, no pienso dejar que se desvanezca tu memoria y lo que dejaste en mí.

¿Y qué es eso? Es que, cuando aún no sabía que sería poeta, echaba a volar mi imaginación para dedicarte mis mejores frases que podía hacer en aquel entonces. Líneas tan buenas que, hasta Pablo Escobar me pediría la receta. Pero estoy seguro de que no le saldrían igual. Sin falla, aquí tienes lo mejor que he podido escribir en honor a todo lo que siento y sentiré por ti...

Te apareces en mis sueños,
haciéndome sentir que ni de mí soy dueño.
Han pasado 7 años, ¿puedes creerlo?
Lo más feliz o triste es que aún te espero.

Desde entonces no envejezco, y no es porque no quiero,
es que sin ti no podría hacerlo.

Que esta poesía
no es mía,
nunca lo fue y nunca lo será,
porque todo esto siempre te pertenecerá.

No necesito tatuarme,
nuestras historias son algo que jamás podré arrancarme.

Moriría por ti, claro está,
pero no hay necesidad,
porque ya lo hago en cada verso que te llego a redactar.

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