ADIÓS

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Qué triste sería marcharse con el corazón roto. Dejar todo atrás sin haber dado un último esfuerzo por sentir que no valdría la pena quedarse un poco de tiempo más.

Que toda tu familia, todo tu círculo de personas estén en disputas, desacuerdos, discordias, pleitos, todo por quizás querer tener la razón, o por algo tan insignificante como el dinero.

¿Por qué eso llega a ser más importante?

¿Por qué mentir a tu familia?

¿Por qué hacer todo tan complicado?

¿O es que nadie tiene los huevos o los ovarios para afrontar las cosas tales como son?

No me gustaría dejar este plano sabiendo que estaba peleado con mi hermano, o que discutí con mi mamá, o que les estuve mintiendo durante mucho tiempo.

Pero, me dolería más saber que ellos aún se quedan y con un mal sabor de boca, que me recuerden con dolor y no con cariño como me gustaría.

Pedir perdón, tratar de solucionar las cosas jamás estará mal. Jamás estará mal decir la verdad en cuanto sea posible. No soy un ejemplo de vida, pero trato de ser lo más justo posible. Tanto por mí como las personas que me rodean, para que el día en el que me tenga qué marchar, todos me recuerden con una sonrisa, sabiendo que al irme jamás quise dejar problemas, sino que sea motivo suficiente para que todos se reúnan, no para honrar mi memoria, pero sí para convivir como familia.

Ser honesto, sin importar las circunstancias, arreglará más las cosas que la más piadosa de las mentiras.

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