VACÍO

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Culeras las secuelas del amor.

Tan heridos, tan dañados, que nos brotan impulsos pendejos de rellenar espacios que nos dejaron.

Intentos desesperados de sustituir, de sentir calor, y, por qué no, buscando sobras de amor.

Algo egoísta; si me lo preguntan.

Hacemos tanto por no sentirnos miserables, que el fuego que nos consume termina quemando a quienes sólo tratan de ayudar.

Y esos agravios son peores, todo por un deseo estúpido de llenar un vacío.

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