CORDURA

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No entiendo el porqué de tanta tristeza, de tanta ansiedad.

Solo sé que tengo mucho miedo. Me has despertado esa sensación que no experimentaba desde hace años, y me asusta de una manera que no imaginas. Tampoco pretendo o intento que sientas lo que me ocurre porque no quiero que entiendas esta puta presión que me abunda en el pecho.

Seguro pensarás "¿Con una noche te fue más que suficiente?", pero no es tan sencillo, no es tan fácil lidiar con tanto de un momento a otro, de una noche a otra.

El mundo se me vino encima cuando te tuve sobre mí. Todo lo que había dejado de ser, tú lo trajiste como si nada, sin esfuerzo alguno. Todo lo que tuve qué guardar porque me lo menospreciaron, tú sacaste a relucirlo así sin más. No sé si eso está bien, o mal. Ese es el problema, que ya no sé qué carajo hacer de mi existencia.

No me estoy lamentando, solo trato de procesar lo que siento, porque aquí dentro nada está bien.

Bien dicen que la confianza es darle el poder a una persona de destruirte. Y honestamente quiero que tengas tal ventaja sobre mí. Me leíste como si de un libro se tratara.

Ahora no puedo dejar de pensar en ti, imaginándote aquí, entre mis brazos, con el aliento de tus besos, con el calor de tu cuerpo.

Entre humo y risas, entre comida y juegos.

Me estoy volviendo loco de tanto que abundas en mi memoria. Siento que ya perdí la cordura.

Bebí de tu piel, y eso no se me olvida.

Me hiciste sentir cosas que creí muertas.

Me hiciste suspirar y estremecerme como nadie lo había hecho.

Eres una alma libre y salvaje, pero te equivocas si crees que quiero cambiar eso.

Quiero saber qué y quién eres, aún si no puedo estar en tu corazón.

Eres como esa canción en el momento justo. Como ese consejo que jamás creíste escuchar.

Eres todo lo que hace que mis pensamientos y emociones se disparen sin yo tener control alguno.

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