Capítulo 10.

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«Te amaba»

V.

¡Imbéciles!

¿Es que el único con cerebro soy yo?

Me llevo el vaso a los labios y me tomo de golpe su contenido, sintiendo como el líquido arde en mi garganta. Me sirvo otro trago y tiene el mismo destino que el primero.

¿De qué sirve tener peones si no sirven?

Ellos se creen líderes, pero no son más que ovejas que hay que guiar en un sendero para que no se pierdan. Sabían que yo sería el lobo, ahora me salieron miedosos sin valor.

Las reglas y órdenes las dictaba yo, los tengo contra la pared y a menos que hagan un trato con el ángel de la muerte, no se liberarán de mí.

Desvió la mirada hasta mi muñeca, topándome con el tatuaje que un día juré no borrarme. Todo por ella, porque querer seguir sintiéndola junto a mi.

Una perfecta “S” en forma de serpiente se mostraba imponente en mi antebrazo, trayendo recuerdos que solo avivan mi rencor.

«—Te amo, V…

En un estado perplejo quedó tras sus palabras y sin darme cuenta, una sonrisa inconsciente nace en mi rostro. Una calidez brota en mi pecho y una corriente electrizante pasa por cada uno de mis sentidos.

Por primera vez, me sentía vivo en verdad.

—Es… Vikram —confesé a la mujer que amo, siendo la primera persona a quien se lo digo. Y no podía estar más feliz de que ella lo supiera.

—En ese caso… Te amo, Vikram Nakamura.

Sus palabras son un bálsamo, después de años de maltrato y no sentirme amado.

Sus ojos brillan genuinos, mostrando sinceridad. Su sonrisa era inmensa a ver mi estado conmocionado y tan solo, me besó. Acarició con calma la carne de mis labios, rozó con tranquilidad nuestras narices, para luego eliminar cualquier espacio que nos separaba.

Ella era lo mejor en mi mundo y, no estaba dispuesto a perderla… »

—V, tengo lo que me pediste —habla Raiden, interrumpiendo mis pensamientos. Me extiende un folder, lo tomó y ojeo su contenido de inmediato.

Acta de divorcio. 

Veo con orgullo a Raiden. Él no era un inservible.

—Perfecto… —digo saboreando el momento. Una victoria más. —Ahora, sigue Ahane Amaya —comento, notando como su semblante se vuelve más rígido —. ¿Acaso te interesa? —inquiero burlón.

—Claro que no —responde serio, pero pude ver ese destello de furia en sus ojos.

—Muy bien, porque te encargarás de ella —suelto con descaro.

Su rostro se mantuvo estoico, pero el cambio en su respiración lo delató.

—¿Qué quieres que haga? —pregunta, para sentarse en uno de los sillones individuales de la estancia.

Las palabras mágicas.

—Hace un año ella tuvo un accidente, ¿lo recuerdas? —hablo, dejando el folder en la mesa de centro, para luego levantarme e ir a mi biblioteca personal. Raiden tan solo asiente en respuesta, indicándome que continúe —. Para ese entonces tú no sabías quien era ella y te pedí que le administrarás una sustancia que hice… —hundo uno de los libros, ocasionando un “Click”, para segundo después una parte de la biblioteca se abra, dejando al descubierto una bóveda electrónica —. La sustancia es exclusiva, mi mejor trabajo y ella es la única en portarla, ahora necesito saber si es totalmente efectiva. El líquido también es un rastreador, la encontrarás con esto — al tener acceso a la bóveda, saco un teléfono especial. Cierro todo y vuelvo a mi lugar extendiéndole el aparato —. Solo debes encenderlo y te dará su ubicación, en el momento que creas oportuno la traerás a mí —demando. Me recuesto del respaldo del sofá, llevando mis manos detrás de mi cabeza.

LA SAYÓN | CompletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora