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Unos pasos molestos se oían acercarse a él, seguido de una voz irreconocible para el joven Uchiha. Para cuando Sasuke despertó sus ojos chocaron con Sai, un joven del que jamás conoció, hasta ahora.
La banda ninja con el emblema de Konoha en su frente era más que suficiente para que Sasuke entendiera lo que estaba sucediendo.
Ellos ya habían llegado. Y eso era algo que le enfurecía.
🌼
El sonido de una explosión retumbante a lo lejos llegó a los oídos de las presentes, para Aiko era claro quién era el causante. Uchiha.
Por esta vez, decidió dejarlo pasar. No era la primera vez que lo dejaba solo en batalla, y bien sabía que incluso así, solo contra 3, el Uchiha ganaría. Confía en su poder.
—¿Qué fue eso? —Se preocupó Lariza apagando su cigarro contra un árbol, de mirada al cielo en donde se podía ver toda la tierra elevada.— ¿Un terremoto?
—Unos viejos amigos jugando. —Respondió Aiko, sin más.— Por favor, continúa.
—Bien. Como decía tu madre. Esa...-
—Sí sí, sé que es una prostituta. —Interrumpió Aiko.— Sé que es una cualquiera a la que mi papá la vio simplemente porque era una mujer joven y facil. —Habló de ceño arrugado, volviendo a recordar sus épocas en donde siempre se hablaba de lo mismo.— ¿Podemos saltear todo eso, por favor?
—Sí, lo lamento, sin darme cuenta me voy por las ramas. —Habló su tía tras un suspiro.— El punto, tu madre tan pronto te fuiste, apareció. No sé si recuerdes que la habíamos encontrado varada en Sunagakure. —Tras sus palabras, Aiko asintió.— Para nuestra sorpresa, tu madre no se resistió y cedió a venir con nosotras. Esto fue para su conveniencia claro está, jamás hubiera cedido de manera tan fácil, de no ser porque pronto tendría a su hijo y necesitaba de un lugar seguro.
Aiko analizaba cada una de sus palabras, con una mirada que denotaba desconfianza.
—¿Estas diciendo que mi madre... vive con ustedes ahora?, ¿ella está aquí? —Preguntó Aiko, quien buscó con su mirada en el carruaje a la mencionada.
Más por la distancia no alcanzaba a ver dentro.
—Lo estuvo. Por un corto tiempo vivió con nosotras, hizo que convivamos un infierno con ella y su hijo.
—Era cierto el embarazo... Y él, ¿Cuántos años tiene ahora? —Preguntó por fin, mirándole a los ojos.
—Tres años. Aiko él no es de quien quiero hablarte aún, yo..-
