20.

297 59 2
                                    

La mano del infante es jalada en su contra, mientras sus pasos rápidos son casi forzados, pues hacia tiempo este estaba negando irse más sus palabras eran totalmente ignoradas por la castaña mayor

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

La mano del infante es jalada en su contra, mientras sus pasos rápidos son casi forzados, pues hacia tiempo este estaba negando irse más sus palabras eran totalmente ignoradas por la castaña mayor.

—¡Suéltame perro tonto, me duele!

Y finalmente su queja fue escuchada, Aiko lo soltó de una vez a lo que el menor dirigió enseguida su mano a aquella que era jalada, sobando la misma.

—¿Que demonios te pasa, eres tonta o qué? —Con enojo, el pequeño le dirigió la mirada de ceño arrugado.— ¡Te estoy diciendo que no quiero ir, quiero quedarme aquí! Creí que seríamos malvados contra otros, no contra nosotros.

—¿Que dices? —Respondió Aiko, mirándolo de frente en ceño fruncido al voltear su cuerpo.— Que demonios te pasa a tí, ¿es que no te das cuenta que intento protegerte, niño idiota?

De manos en su cintura, Aiko veía al contrario.

—¡No necesito que nadie me proteja, estuve toda mi vida protegiéndome solo, no quiero tu mugrosa y falsa preocupación!

—¿Toda tu vida? Hablas como si tuvieras treinta. —Burló Aiko, tras una risa baja.— Deberías agradecer que alguien se preocupa por tí, y ya deja de insultar.

—¡Jamás, no eres mi madre para decirme qué hacer! 

—¡Adivina qué! ¡Tu madre no está! —Cegada por su emoción más fuerte, por primera vez Aiko rompió total calma y serenidad característica suya.— quieras o no, debes obedecerme porque tu mamá te abandonó, ¡cuando lo entenderás!

Más Aiko cayó en sus palabras cuando notó que afectaron de manera instantánea en el infante, y sus ojos llorosos eran la prueba.

"Pase a ser insoportable, es un niño después de todo." —Pensó Aiko tras un suspiro.

—...T-tú eres la abandonada aquí... —Entre lágrimas más ni aún así el pequeño dejaba la discusión.— Extraño a mamá...

—Por favor, cállate. Intenta entenderlo, solo quiero que vivas normal, como cualquier niño a tu edad, ¿Qué tienes, cinco años?

—¡Tengo tres, no me conoces, no sabes quien soy, no sabes mi edad, y sé que no quieres conocerme, solo me cuidas porque te recuerdo a tí, pero no soy tú! —De manos en puños nuevamente, el infante estalló.— ¿¡No sabes siquiera mi nombre, como puedes saber que es bueno para mí!?

Aiko dio un suspiro, calmándose a sí misma.

—No es sólo por eso...

—¿Entonces por qué, ah? ¡Porqué no solo me dejas tirado como todos!

Aiko veía al menor de mirada neutra, sin más aclaro fríamente:

—Porque yo odio a la familia, niño. Odio el clan, odio todo lo que tiene que ver con el estúpido logo. Y los odio tanto, que odiaría ser como ellos.

En la Cima de la Montaña ➳ Uchiha SasukeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora