—Por fin llegas. —Exclamó de mala gana aquel pelinegro que veía a su compañera de mirada seria.
Para alguien que no lo conozca, diría que el joven estaba enojado. Pero era todo lo contrario.
—Me preocupaste ¿Dónde estuviste? —Exclamó el azabache acercándose a la joven.
Aiko le regaló una sonrisa vaga, seguido de eso extendió sus brazos atrapando al Uchiha de manera suave.
—Fui a ver a las personas que me educaron. —Exclamó ella a lo bajo, cuando sintio las manos del Uchiha a punto de apartarla, habló nuevamente.— Déjame un rato más, por favor. Lo necesito.
Sasuke, de ceño fruncido simplemente bajó sus brazos, esperando pacientemente a que la contraria se apartase.
Ella agradeció a lo que el Uchiha simplemente asintió con su cabeza, entonces Aiko habló:
—Ellas me dieron un regalo, adivina qué.
—¿Un perro?
—Algo así. —Respondió y seguido de sus palabras, un pequeño del tamaño de un duende sale de atrás de unos árboles.
—¡Mentira tú eres la perra, mentirosa! —Con sus manos en puños, el menor se dirigía violentamente a la mayor.
—Es como un perro pero parlante. —Explicó Aiko alzando sus hombros.
—Hum, eso noto. —Simplemente Sasuke lo analizaba con su mirada.— Desaste de él, será una molestia.
El pequeño, tan pronto escuchó las palabras del Uchiha quedó helado. Su mirada —temerosa— se dirigió lentamente a su única confianza en estos momentos, Aiko.
Aiko veía seriamente a Sasuke, para ser sincera no le sorprendieron sus palabras, de hecho escuchar eso demoró más de lo que imaginaba. Durante todo el camino venía pensando en aquello y para ser sincera, ante la palabra de Sasuke ella era inflexible... Casi siempre.
Sin embargo, el poco tiempo que llevaba con su hermano menor la hizo reflexionar —algo extraño en ella— y le producía curiosidad conocer aún más del menor y su mundo.
—Olvídalo Uchiha. El es mi recuerdo. —Las palabras de Aiko enojaron al mencionado y calmaron al infante.—Irá conmigo a donde yo vaya y morirá a mi lado si es necesario.
Sin embargo las últimas palabras erizaron al pequeño.
Sasuke, de ceño arrugado chasqueó la lengua con malhumor, habló:
—Veo que te agrada tu garrapata.
Sin más él se apartó caminando hacia dentro de una segunda cueva de Orochimaru. En su camino se detuvo y agregó:
—Espero que tengas conciencia de tus actos. Arrastras a ese niño a una muerte segura.
—A todos les llega la muerte, si sucede será su destino. —Respondió Aiko.
El pequeño comenzó a temblar en la conversación de ellos, se aferró fuertemente a las prendas de la mayor.
—¿C-cómo que muerte segura? ¡¿Cómo que mi destino?!
—Descuida, estoy aquí. Y mientras pueda, evitaré tu muerte.
El pequeño le dirigió una mirada asustada, cuando se encontró a ella regalándole una sincera sonrisa.
La primera vez en todo el viaje que le sonrió. Y realmente se veía muy distinta a como lucía usualmente.
—Deberías sonreír más. Así no se notan tus ojeras ni tu mirada de cadáver.
Rápidamente la expresión de ella se volvió sería, cuando le dedicó una mirada fulminante al pequeño, en menos de un segundo el infante estaba colgado de un árbol, sosteniéndose únicamente de sus cordones atados entre sí.
🌼
Aiko veía el atardecer desde la cima de una baja montaña, el viento parecía acariciarla consonlandola de sus penas.Unos pasitos torpes se alcanzan oír dirigiéndose a ella. Un suspiro escapó de sus labios.
—Oye, ¿a que te referíste cuando dijiste que yo era tu recuerdo? —La infantil voz del niño preguntó curioso, sentándose al lado de ella.
Ella demoró unos segundos en responder.
—Al verte me recuerdas a mí. —Confesó ella mirando el paisaje.— Y mi posición actual me recuerda a mi hermano mayor, bueno, nuestro hermano mayor. Es una pena que no lo hayas conocido... El era increíble, no parecía humano de su generosidad. El siempre me cuidaba y protegía cuando solo era una niña de dudosa higiene.
—¡Yo no soy un niño de dudosa higiene si te refieres a eso, perra malvada!
Ambos se quedaron mirando, cuando las risas estallaron de un segundo a otro.
Debajo de la montaña, sobre una roca grande reposaba el Uchiha a las espaldas de ellos, quien alcanzó a oír las risas.
Entonces se percató que jamás la había escuchado reír a Aiko de esa manera, hasta ahora.Le agradaba escucharla reír, aunque le cueste admitir. Siempre tuvo un sentimiento reprimido hacia ella, algo que lleva tanto reprimiendo, que siquiera él sabe exactamente qué es.
Y tampoco es como que quiera saberlo. Para cumplir con su promesa necesitaba ser fuerte y no tener distracciones... sin embargo, por alguna razón, cuando Aiko le dio aquél abrazo porque ella lo necesitaba, él también lo quería.
—Hacía tiempo nadie me abrazaba... —Pensó en voz baja Sasuke, cerrando sus ojos se relajó un instante, dejándose llevar por su imaginación y pensamientos.
Las risas que lograba oír de ella, por alguna razón le hacían sentir feliz y en paz. Y aunque es algo que reprima, indudablemente ella le gustaba, y ya no lo aguantaba más.
No podía evitar el recuerdo de su aroma cuando ella le dio aquel abrazo, su calidez al acercarse, su mirada de aquella manera tan cercana. Y es que cuanto menos intentaba pensar, escucharla reír de fondo para sus oídos eran un canto endulzante cual sirena que sólo lo quitaban de su concentración.
No quedaba opción, Sasuke se levantó de la roca y decidió irse, dejándolos solos a los hermanos.
Odiaba sentirse así, odiaba tener que reprimir sus propios sentimientos hacia Aiko, pero quizá cuando logre su cometido y sus planes, solo quizás entonces, el podría tener algo con ella.
Aunque no es por ella, ni tampoco por él. Solo sería por el clan Uchiha.
Pero aún no era el momento para pensar en eso. Sus ideas estaban bien direccionadas y poco a poco se acercaba a cumplir su primer asunto, su hermano.
Sasuke se metió dentro de uno de los tantos cuartos y se acostó unos minutos. Esta vida, esta situación era la que él eligió. Pero entonces, ¿porqué al llegar la noche se sentía tan vacío?
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En la Cima de la Montaña ➳ Uchiha Sasuke
Fanfiction✦ ━━━ ❝𝘌𝘯 𝘭𝘢 𝘤𝘪𝘮𝘢 𝘥𝘦 𝘭𝘢 𝘮𝘰𝘯𝘵𝘢ñ𝘢 𝘮á𝘴 𝘣𝘢𝘫𝘢 𝘩𝘢𝘺 𝘶𝘯𝘢 𝘯𝘪ñ𝘢 𝘮𝘪𝘳𝘢𝘯𝘥𝘰 𝘭𝘢𝘴 𝘱𝘶𝘦𝘴𝘵𝘢𝘴 𝘥𝘦𝘭 𝘴𝘰𝘭, 𝘵𝘰𝘥𝘢𝘴 𝘭𝘢𝘴 𝘵𝘢𝘳𝘥𝘦𝘴.❞ ✧ 𝘼𝙘𝙩𝙪𝙖𝙡𝙞𝙯𝙖𝙘𝙞𝙤𝙣𝙚𝙨 𝙨𝙚𝙢𝙖𝙣𝙖𝙡𝙚𝙨. ✧ 𝙉𝙤 𝙘𝙤𝙥𝙞𝙖𝙨 𝙣�...