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Alejados de la guarida de Orochimaru, Sasuke caminaba entre los árboles a la luz del día acompañado de Aiko.
Delante de ellos, Suigetsu y el infante platicaban tranquilamente, hasta que un enorme río creado por la lluvia bloquea todo el centro del camino.
Claro que esto no era un problema, y de hecho para Suigetsu incluso fue una gran oportunidad para remojarse un poco. Se acercó al enorme charco agachándose para mojar sus manos y rostro.
—Por cierto, Sasuke. Era tu equipo, ¿no? —La cabeza de Suigetsu volteó al mencionado.— El equipo que derribó a mi gran senpai, Momochi Zabuza.
Seguido de sus palabras metió sus piernas, sacudiéndolas bajo el agua.
Aiko volteó su mirada al Uchiha, pero este solo mantenía su mirada en Suigetsu.
—¿Que fue lo que pasó con su espada, la espada de verdugo? —Prosiguió el albino de colmillo sobresaliente.
—¿Que es eso? —Se acercó el pequeño a preguntarle a Aiko.
—¡Una de las espadas de los siete espadachines de la niebla! —Se adelantó a explicar Suigetsu a lo lejos, el infante solo asintió pensativo.
—Hagamos esto, Si me dices donde está la espada y tomo posesión de ella, entonces estaré dispuesto a ayudarte. —Habló Suigetsu mientras se acercaba al azabache con una sonrisa en su rostro.
Sasuke simplemente se limitaba a observarlo en total seriedad. Sin más pasó de largo por el río que bloqueaba su camino usando chakra en sus pies para no mojarse.
—Vamos. —Exclamó Aiko caminando detrás de Sasuke, bajo unos enormes ojos sorprendidos del pequeño.
—¡Yo también quiero hacer eso! —Exclamó, a lo que Aiko volteó a verlo.
—Dirige tu chakra hacia tus pies y camina.
—¿Que es chakra? —Preguntó el infante a quien estaba a su lado.
A lo que Suigetsu solo le sonrió.
🌼
El pequeño caminaba mientras con cada paso sus sandalias rechinaban por lo mojadas, su cabello goteaba mientras el escurría lo que podía de sus prendas puestas.
—Con práctica lo dominarás enseguida, solo mantente enfocado. —Alentaba Suigetsu, quien al igual que el niño estaba mojado pero a este no parecía molestarle.
Delante de ellos, Aiko veía a su compañero de lado, pero el Uchiha solo se limitaba a seguir con la vista en frente.
—Presiento que sigues enojado conmigo, ¿es que acaso debo suplicarte perdón por haberte dejado solo por media hora? —Preguntó Aiko.
—Siquiera estoy mirándote, no sé de qué hablas.
—Claro que sabes de que estoy hablando, Uchiha. Escúpelo de una vez.
