22.

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Aiko se mantenía con sus manos en su pecho, sintiendo su corazón latir

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Aiko se mantenía con sus manos en su pecho, sintiendo su corazón latir. Una de ellas se alzó en el aire, contorneando la sombra del Uchiha que a lo lejos se lograba ver.

—¡Espera, Uchiha! —Gritó la castaña, corriendo hacia aquella silueta que detuvo sus pasos al escucharla.

La espalda de logo Uchiha se mantenía inmóvil, mientras ella se acercaba a pasos rápidos.

Sasuke volteó su cuerpo quedando de frente a Aiko, ella se mantenía de rostro teñido de un leve rosa. Bajo la mirada expectante del azabache, ella tomó las manos de él.
Entonces, sin esperarse más Sasuke se acercó a ella lentamente mientras sus ojos se cerraban, entre sus rostros desapareció total distancia y sus labios se juntaron en un suave beso.

De pronto, los ojos de Aiko se abren abruptamente, seguido de un susto tras ese increíblemente realista sueño. A su lado la veía quien menos esperaba ver; el Uchiha, sentado a distancia sobre una roca solo comía pescado con una de sus manos.

La mirada de Aiko inevitablemente volteó hacia el suelo. Prefería cualquier cosa con tal de no tenerlo de frente, por lo menos no ahora que había sido tan reciente este extraño sueño suyo.

Su hermano a no muy lejos le dirigió una mirada al verla despertar, entonces se acercó en tranquilidad a ella, que estaba acostada en el suelo y habló:

—Te desmayaste. —Seguido de sus palabras de su bolsillo sacó lo que parecía un pequeño renacuajo sin vida.— Esta es la razón. Cuando te metiste al agua, en el agua estaba este pequeño, y resultó ser venenoso para tí.

Explicó el niño, seguido de apuntar un brazo de ella, donde se veía una pequeña pero infectada herida.

—Suigetsu te sacó el veneno de la herida de una manera asquerosa con su boca, pero te salvó. —Siguió el infante recordando cuando Suigetsu succionó el veneno del brazo con un gesto de disgusto.

—Te salvó de un peligro en el que él te metió en un principio. Que heroico. —Opinó Sasuke a lo lejos, limpiando su boca con un trapo limpio que muy bien guardaba en su bolsa ninja.

—Pero no lo sabía y te salvó. —Agregó el infante de sonrisa.— Deberías agradecerle.

De pronto Suigetsu aparece con agua potable que el mismo se encargó de acumular en las ruanas de todos. Grande fue su sonrisa al ver a la chica despierta.

—¡Aiko, que alegría verte denuevo! —La alegría dicha era evidente en el rostro del albino, quien no dudó en acercarse a ella.— Dime linda, ¿como te sientes?

Tras aquel apodo, los ojos de un Uchiha rodaron inertes.

—Bien, bien. —Limitó a responder Aiko, cuando sus ojos cafés chocaron con los del infante, volvió su mirada al albino.— ... Sabes, gracias por haberme ayudado.

—¡Ni lo menciones! Era lo mínimo que podía hacer.

—Después de tú mismo meterla en ese problema, sí, era lo mínimo. —Habló Sasuke consigo mismo al fondo, pues nadie la prestaba atención.

—Supongo que tienes mucha experiencia con todo tipo de ataques de animales acuáticos. —Exclamó Aiko.

A lo lejos, Sasuke solo veía con una mirada aburrida.

—De hecho no sabía que hacía pero me alegro que haya funcionado y sigas con vida.

Las palabras sinceras de Suigetsu tomaron por sorpresa a los Mitarashi, el Uchiha sin más se levantó de la piedra y mandó a todos a callar.

—Basta de distracciones, coman y nos iremos. —Hablo el azabache, seguido de apuntar una colina.— En dos minutos, en esa colina. Quien se retrase no será esperado.

—Sasuke, no seas injusto. —Agregó quejas el albino, quien siquiera pudo comer aún.— Aiko aún se encuentra muy débil.

—Ese no es mi asunto. —Sin más, el Uchiha desapareció en un parpadeo.

—Que arrogante. —Exclamó Suigetsu tras ver que este ya se había ido.

—Que malo. —Agregó esta vez el niño de ceño arrugado y rostro manchado en comida.

—Siempre es así, vayan acostumbrándose. —Costosamente, Aiko se levantó del suelo notando que bajo su cabeza estaba una rama rota de hojas.

—Yo lo puse ahí, creí que estarías más cómoda. —El pequeño habló tras ver que Aiko agarró aquella rama.

—Gracias. No sirvió de nada pero valoro la intención.

Las palabras de Aiko deprimieron al infante, ésta al notarlo entonces agregó:

—Era broma, fue como dormir sobre nubes.

Ahora el infante alzó su mirada, y sin más volvió a comer mientras Aiko se encaminó a la roca donde todos comían.

Aiko se mantuvo observando las ramas por unos segundos antes de dejarlas en el suelo.

—Entonces deberías usar una rama para siempre como almohada. —Exclamó Suigetsu quien se limitó a comer poco.

Después de todo, la textura del pescado no era su favorita.

—Tal vez lo haga. —Agregó Aiko, mirando al infante quien la veía de leve sonrisa.

🌼


Bajo un hermoso atardecer, los hermanos caminaban junto a Suigetsu, escalando aquella colina que el Uchiha antes mencionó.

—Estoy cansado... no puedo más. —Por tercera vez el infante quejaba.

Más no recibió atención hasta que sus piernas temblaron y cayó al suelo.

—Vamos, levántate. Queda poco. —Aiko, quien estaba a su lado le habló al niño.

Suigetsu solo pasó de largo por los Mitarashi sin siquiera voltear.

—No puedo, en verdad no puedo más. —Quejaba el pequeño de ojos lagrimosos, estirando sus brazos suplicantes a la mayor.

Aiko mantenía su postura, de mirada neutra entonces agregó:

—Si no puedes escalar una simple colina, no podrás sobrevivir en este mundo. —Habló ella, bajo la mirada de lágrimas del niño.— Supongamos que no estoy, y estás siendo perseguido por un grupo de ninjas enemigos. ¿Acaso te darás por vencido antes de escalar una simple colina?

El infante agachó su mirada sintiendo vergüenza por su comportamiento.

—Lo diré de nuevo. Levántate.

Tras sus palabras, el infante logra levantarse aunque sus piernas temblaran y por la caída; sus rodillas estén sangrando, alzó la mirada y siguió escalando —Costosamente— a pocos pasos detrás de Aiko.

Este intentó tomarle de la mano, más él solo detuvo su movimiento antes de siquiera llegar a tocarle.

Ya en la cima, el pequeño se sentía incluso con más energía, victorioso por su cometido.

Y su hermana no se quedaba atrás. Aunque por fuera se veía muy seria e incluso pareciera fastidiada, comenzaba a sentir aquello que la obliga a tener su mentón en alto; orgullo.

Sasuke los veía a no muy lejos, mientras Suigetsu se acercó al borde de la colina donde descansaba la famosa espada enterrada en un bulto sobresaliente de tierra.
Bajo aquella espada descansaba un cuerpo enterrado precariamente; el cuerpo de Zabuza.

En la Cima de la Montaña ➳ Uchiha SasukeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora