¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
La caminata de los menores era tranquila, en el silencio del bosque solo se podia escuchar las hojas que pisaban a su paso.
—Mmh. ¿Cómo dijiste que era tu nombre?
—Tengo hambre. —Dispuso a responder el infante mientras soba su vientre.
Ambos jóvenes caminaban a paso lento, hacia donde antes hubo esa enorme explosión.
—Tienes hambre... —En tono agotado, Aiko repitió las palabras del menor mientras veía a su alrededor.— Bien, allí hay pasas posiblemente venenosas, —El infante divisó aquellas pasas del arbusto con un ceño fruncido.— pasto, gusanos, tierra...
—¡Quiero comida, no gusanos que me crees pájaro, te voy a demandar! —De puños apretados el infante alzó uno en amenaza.
La mayor alzó una ceja tras una baja sonrisa.
—Sí sí. Demandame, tu abogado puede ser un pescado y luego quédate huérfano. —Exclamó seguido de una pausa, una sonrisa burlesca apareció.— A espera, técnicamente ya lo eres.
—Como tú.
—A mí nadie me abandonó, yo me alejé niño. —De mirada neutra, Aiko divisó al pequeño a su lado.— Eso es distinto.
—Abandonada como un perro sucio.
—Suficiente...
—¡Tengo hambre, perro tonto! —Gritó con enojo el infante.
—¡Entonces come gusanos, insecto! —Y tras sus palabras, Aiko siguió su caminata más acelerada, dejando al menor atrás.
—¡En todo caso me gustaría ser pájaro, solo para irme de aquí! —Gritó de voz quebrada el menor, apretando sus ojos al sentir esa comezón en su nariz que advierte llanto.— Se que soy una molestia a donde vaya y que nadie me quiere cerca, ¡ya lo sé! ¿o tan tonto me crees? ¡Sé que mi familia no me quiere!
Los pasos de Aiko frenaron instintivamente al escuchar las palabras del menor ¿Qué tenía, 5 años quizá? Tan solo un niño, y ya sentía el abandono, el rechazo.
El mismo rechazo por el que ella pasó. Con una pequeña diferencia que lo cambió todo, ella tenía a su hermano.
—Niño, la familia que conociste no es tu familia. —Habló Aiko.— ¿A qué me refiero con esto? Familia es quien te protege y cuida, quien se preocupa por tí. Tu los eliges, o ellos te eligen a tí. No aparecen como tu familia de tu misma sangre, aparecen como amigos que haces en el camino.
El menor observaba a la mayor de mirada seria, mientras su labio inferior temblaba incapaz de detenerse.
—Seguramente sientas desconfianza, y te sientas confundido y con temor, pero descuida, nunca es tarde para tener una verdadera familia.
