Asimilando

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Simplemente no lo entendía. ¿Por qué? ¿Acaso el rubio era víctima de un quirk? ¿Hoy se celebraba algo parecido al día de los inocentes? Esas palabras sacudieron todo su ser. ¿Era posible? Kacchan lo miraba de una manera romántica: ¿esto era un chiste o un sueño? Fue una noticia que se imaginaría en el caso más utópico con el rubio.  Lo agarró con la guardia baja.

Una urgencia de escape había brotado del estómago de Izuku en aquel momento. Su cuerpo encendió las alertas y la única orden que pudo enviar su cerebro fue ¡escapar!

Cuando pudo estar a una distancia prudente de Katsuki, apoyó su cuerpo en un árbol y se puso en cuclillas. Tapó su rostro ruborizado a más no poder. Se arrepentía de la acción precipitada que tuvo frente a la confesión del rubio. ¿Cómo se suponía que debería verlo a la cara cuando se vuelvan a encontrar? Bueno, lo hecho, hecho estaba. Solo podía terminar de correr, llegar a su cuarto para vestirse y enfrentar la incomodidad de verlo otra vez.

«No quiero que Kacchan malinterprete mis sentimientos. Pero no puedo darle una respuesta ahora. ¿Qué tal si...». 

Trataría de evitar en todo momento a Bakugo. Quizás era miedo o culpa, solo no quería afrontar las consecuencias de sus actos. No era lo correcto; sabía que no debía huir. ¿Pero quién haría lo que hizo cuando alguien tiene el coraje para expresar sus sentimientos?

Llegó al salón casi al último. Entró por la puerta trasera para que Bakugo no notara su presencia y tomó asiento. Notó que el rubio volteó de reojo, pero no le dijo nada más sobre lo que pasó.

Y así empezaron las clases de un primero de junio. Un día perfecto para atreverse a todo, ¿no?


Llegó la hora del almuerzo. Bakugo no le había dirigido la palabra a Izuku hasta esa parte de la jornada.

―Bro, ¿y ahora qué harás? ―cuestionó Kirishima dando un bocado a su almuerzo.

―No me ha dicho nada. No fue ni un sí ni un no. Solo me dejó más confundido, maldita sea.

―Entonces...

―¿Debo tomar esto como una rotunda negación?

―Bro... ―Kirishima se empezaba a impacientar.

―¿Es una manera de decir que me aleje de él?

―¡Bro!

―A veces desearía saber qué pasa por su maldita cabeza.

―¡BRO, POR LA SANTA SONRISA DE ALL MIGHT! ¡ESCÚCHAME!

―Creo que no deberías exaltarte por todo, Kirishima. ¿Acaso tienes problemas de ira?

―Mira bro ―expresó soltando un suspiro de ironía―, precisamente porque no sabes qué es lo que pasa por su cabeza es que debes hablar con él. Tienes razón, no obtuviste una respuesta, pero no creo que sea adecuado dejarte guiar solo por sus acciones. Debes averiguar si tus suposiciones son ciertas.

Y así lo decidió. Las clases del día conluyeron y todos se dirigían a sus respectivos dormitorios. Izuku ya tenía todo preparado para partir incluso antes de que sonara la campana.

¡RIIING!

No dudó una o dos veces. Apresuró el paso y se reunió con Uraraka e Iida para desplazarse a sus lugares de descanso.

―Deku, espera. ―Se dirigía al pecoso a un paso moderado que trataba de controlar después de tomar su bolso.

«Kacchan, ¿por qué tienes que ser tan directo? ¿no crees que ya fueron suficientes emociones por el día de hoy? ¡Ahhh! Bendito suelo, por favor, ábrete y llévame al centro de la tierra».

¿Por qué hoy es tan especial?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora