19- Fantasmas del pasado

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Estaba haciendo el almuerzo un sábado, con Milo viendo la tele en la salita de nuestro apartamento, porque como ahora estábamos comprometidos, Adam había traído todas sus cosas y estaba más que feliz por vivir aquí, mientras de fondo oía que él limpiaba nuestra habitación a la par que hacía sus ejercicios, no sabía cómo lo hacía, pero se las arreglaba para hacer ambas cosas al mismo tiempo.

Y mierda, podía verlo hacer lagartijas por horas, pero conociendo a dónde llevaría, era mejor que esté lejos de él mientras Milo estaba con nosotros.

Mara y Garret volvieron a Londres hace unos días, luego de hacerles una fiesta de despedida por supuesto en el restaurant, volveríamos a verlos para organizar la boda, Adam quería que nos casáramos mañana mismo si se podía, pero le dije que quería esperar un poco más, hasta que Milo esté de vacaciones de verano, y ante eso, él quería llevarnos de viaje a Londres, donde quería presentarnos a Evangeline, la mujer que consideraba su madre.

Apagué la estufa y empecé a servir el arroz con pollo al horno que hice para los tres, llamé a Milo para que se sentara y fui a avisarle a Adam, pero al llegar junto a él, me quedé perpleja.

-¿Cariño?- me acerqué a él despacio, jamás lo había visto así, estaba sentando en la cama con el celular contra la oreja, mirando un punto fijo en la pared, estaba frío, como si hubiera recibido la peor noticia del mundo y no sabía cómo tomarlo- ¿Adam? ¿Qué ocurre?- pregunté suavemente, puse una mano sobre su hombro, y solo ahí, volvió a la vida.

No supo qué decir unos segundos- Creo... creo que tendremos que hacer ese viaje a Londres... más temprano de lo que planeamos...- dijo en casi un susurro.

-¿Por qué? ¿Ocurrió algo?-

-Es mi padre... acaba de morir-

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Como a Milo solo le quedaban unas dos semanas de clase, pedí un permiso especial en su escuela, que al enterarse de lo ocurrido, me lo dieron sin rechistar. Puse todo en orden en el apartamento con ayuda de Adam, que ocultaba muy bien ante Milo su tristeza, o su incredulidad, aún no sabía muy bien qué era lo que él sentía, su relación con su padre no fue una de las mejores, pero todo eso se desvanecía cada vez que Milo lo llamaba papá, Adam quería llenarlo de besos y comprarle el mundo si pudiera.

Ya lo había hecho unos días atrás, cuando le avisamos que iríamos de viaje, le compró un montón de ropa nueva, nuevos juguetes, libros, y una tablet que ambos supervisaríamos cuando lo usara. Y a mi no me dejaba atrás, me compró un nuevo celular, y más ropa, que le dije que no era necesaria, pero él insistía, y dijo que tenía una sorpresa más, pero me la daría cuando fijemos una fecha para la boda.

Los Benavent nos llevaron al aeropuerto, y Janice estaba entre lágrimas cuando nos despedimos, le dije que solo sería por unos días, pero de alguna forma, ella sentía que sería más tiempo.

Y finalmente, estábamos yendo a Londres.

Era la primera vez que tomaba un avión, al igual que salía del país, y para Milo era la misma cosa, fuimos en primera clase, y yo estaba por las nubes, pero Adam, él miraba por la ventana, callado, sin saber qué decir. No lo culpaba, él no sabía cómo sentirse al respecto.

Cuando bajamos del avión y tomamos un taxi, él dejó atrás todo lo que sentía y se concentró en mostrarnos los lugares turísticos a los que prometió llevarnos después, por un momento pareció olvidar el motivo que nos trajo hasta aquí, pero eso cambió cuando paramos frente a una casita preciosa, casi en las afueras del centro.

Bajamos nuestro equipaje, y cuando Adam le pagó al taxi, una mujer bajita, vestida con un lindo vestido floreado con el cabello en rastas recogido en una coleta, salió de la casa con los brazos abiertos hacia Adam.

Broken Soul / 18+Donde viven las historias. Descúbrelo ahora