13- La última verdad

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-Oh vamos, no fue tan malo- dijo Adam riéndose.

-¿Qué no? Fue el chiste más malo que oí- me reí mientras subíamos las escaleras a mi apartamento.

Abrí la puerta y un emocionado Milo saltó del sofá donde estaba viendo caricaturas- ¡Mami! ¡Adam!- dijo corriendo a abrazarnos.

-Hola corazón- sonreí dándole un beso y luego él saltó a los brazos de Adam-¿Te portaste bien con la señora Wallis?- dije cuando ella salía del baño con su sonrisa amable.

-Oh, como todo un ángel- dijo ella tomando su bolso- Bueno querida, espero que la hayan pasado muy bien, pero debo ir a casa, mis gatos tienen hambre- se rió acercándose a despeinar el cabello de Milo.

-Por supuesto, déjame acompañarte hasta casa- dije siguiéndola al pasillo.

-¿Por qué no la llevo yo, señora Wallis? Es muy peligroso salir sola a estas horas- dijo Adam bajando a Milo.

-¿Harías eso?- dije sorprendida.

Adam largó una risita- Por supuesto- me dio un beso en los labios antes de cerrar la puerta- Vuelvo enseguida- me guiñó un ojo y pude oír a la señora Wallis decirle que era un caballero.

-Bueno corazón, es hora de ir a dormir, ve a lavarte los dientes- dije quitándome el abrigo.

-Oh, pero aún es temprano- se quejó haciendo pucheros.

Me reí- Mañana hay escuela, vamos- le di una nalgada juguetona y él rió corriendo al baño.

Iba por un vaso de agua cuando vi en la mesa el celular de la señora Wallis, si corría aún podía alcanzarlos escaleras abajo- Milo- llamé desde la cocina- Voy a bajar un momento, no me tardo- avisé y salí cerrando la puerta con llave, quién sabe qué podía ocurrir en unos segundos.

Los alcancé a tiempo, Adam estaba ayudando a la señora Wallis a subir al auto- ¡Esperen!- dije en una sonrisa sin aire- Olvido esto señora Wallis- me incliné y le pasé su celular.

-Oh, gracias querida, siempre olvido estas cosas, antes solo había teléfonos con cables y ahora están estas cosas- dijo negando con la cabeza.

Adam y yo largamos una risita- Pase buena noche- le dije por último y ella me deseó lo mismo.

-Volveré enseguida, entra primero y me iré- dijo Adam antes de volver a darme un beso.

-Claro- dije yendo hacia la puerta, pero me detuve en donde estaba, algo captó mi vista en una tienda de licores en la calle de enfrente.

Ese cabello desbaratado y sin vida... su figura escuálida, su piel sin brillo... podía reconocerla hasta bajo tierra...

No... no podía ser.

Sentí el color abandonar mi cara, un escalofrío me recorrió el cuerpo al verla entrar en la licorería con su cojera, se giró para preguntarle algo al cajero y ahí fue, cuando mis temores más oscuros fueron confirmados, con su cara descompuesta.

Era ella, no había duda. 

-¿Grace? ¿Qué pasa?- oí a mi lado.

No podía moverme, solo podía verla a ella, que ahora le mostraba al cajero un papel, pero sabía que no era un papel, era una foto mía o de Milo.

-¡Grace!- oí de nuevo y me dieron una sacudida, solo entonces pude ver la cara preocupada de Adam que me tomaba de los hombros- Por Dios, estás temblando, ¿Qué demonios pasa?- preguntó sumamente preocupado.

- N-nada, lleva a la señora Wallis, ven pronto, por favor- dije antes de correr adentro, pero era como si pudiera oír mi voz desde otra persona.

Escuché la puerta del auto cerrarse mientras corría escaleras arriba, sintiendo las piernas de gelatina, luché para abrir la puerta, ¿Quién demonios la cerró con llave? 

Broken Soul / 18+Donde viven las historias. Descúbrelo ahora