12- Límites y Lecciones

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Solo cuando nuestras respiraciones se calmaron, caí en la cuenta de lo que acabó de decir.

Mío.

Adam... mío.

Me di la vuelta con una sonrisa enorme, pero él parecía algo consternado, tomé su cara entre mis manos y al instante, toda preocupación se fue- Dilo otra vez- dije en una risita.

Adam se rió feliz- Soy tuyo Grace- puso sus manos sobre las mías, mirándome con sus ojos brillantes- Y siempre lo seré- sonrió y se inclinó a darme un beso lleno de cada emoción que no podía decirme.

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Pasaban los días y el mundo parecía un lugar maravilloso, todos estaban acostumbrados ahora de que Adam llegara sobre la hora del almuerzo al restaurant para comer con Milo y conmigo, luego íbamos por un helado o al parque, y cuando había mucha gente hasta ayudaba en la cocina o en la barra, provocando que Janice lo retara y unas buenas risas de Chuck.

Así bien, luego de la fiesta, no habíamos tenido tiempo para nosotros, él estaba muy ocupado con el caso, y yo debía de ocuparme de Milo y sus exámenes, en los cuales Adam también ayudaba, nos íbamos a casa y lo ayudaba a estudiar en lo que yo preparaba algo de cenar, y cuando terminábamos estábamos muy cansados como para algo más, así que solo nos quedábamos dormidos y despertábamos al día siguiente para desayunar algo rápido y llevar a Milo a la escuela, lo que provocaba que Adam estuviera sumamente caliente, y no lo voy a negar, yo también.

-Cena, hoy, y no te atrevas a decirme que no- dijo sonriendo de lado mientras me dejaba en el restaurant.

-No iba a hacerlo señor- me reí coqueta- Pero hoy es el aniversario de Chuck y Janice, así que no podrán cuidarlo, ¿Recuerdas?- dije pensativa.

-Claro, si estuviste como loca buscando un regalo para ellos- se rió dándome un apretón juguetón en la pierna- Ya le pregunté a la señora Wallis- dijo haciendo que me sorprendiera- Así que no hay excusa- me dio una sonrisa diabólica y casi me derretí- Pasaré luego a saludarlos, te veo después amor- se inclinó a darme un beso y solo así salí del auto, con las mejillas sonrojadas. Ya todos estaban acostumbrados a los sobrenombres cariñosos que compartíamos, pero para mí aún era tan nuevo que no podía evitar que mi corazón saltara desenfrenado.

-Nos vemos cariño- dije sonriendo como una tonta y solo cuando entré al restaurant él se fue.

Dejé mi abrigo en el perchero y cuando me giré, alguien llamó mi atención a través del ventanal, era un hombre moreno y grande, con barba espesa, tenía tatuajes en la cara y cuando se percató de que lo estaba viendo, se fue rápidamente.

No alcancé a ver bien sus tatuajes, pero me parecieron vagamente familiar que me quedé helada unos segundos. Volví a salir para ver por dónde se había ido, pero desapareció totalmente. Quizá fue solo mi imaginación... no había forma de que fueran ellos... no podían haberme encontrado.

Sacudí la cabeza y volví a entrar, la señora Wallis estaba hoy en la barra, así como varios amigos de Janice y Chuck, había un pequeño pastel que sabía que ella les había horneado, así como todos sostenían una taza en mano, ya que no teníamos copas tomaban champaña en ellas.

Me acerqué luego de sacar el regalo de mi bolso y al instante, Janice me recibió en un abrazo así como Chuck- Feliz aniversario a los dos- dije riendo- Este es un regalo de parte de Adam y yo, él pasará más tarde a saludar- dije entregándole la caja blanca con moño dorado.

-Oh corazón, muchas gracias, no debías molestarte- dijo Janice acariciándome la mejilla.

-Oh nada de eso, vamos, ábranlo- dije al segundo que todos empezaron a animarlos a abrir la caja.

Broken Soul / 18+Donde viven las historias. Descúbrelo ahora