Capítulo 12

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Dejo a Childe en su casa y condujo de vuelta a la suya.

En cuanto entro por la puerta con la maleta, vio desde la entrada a Ningguang con el portátil en la cocina mientras comía unos dulces.

—Ya estoy en casa —dice Zhongli.

—Bienvenido —dice ella.

Dejo lo que estaba haciendo para acercarse y darle un pequeño beso en los labios.

—¿Cómo estuvieron las vacaciones?

—Bueno, en teoría fui a relajarme a la montaña, pero he acabado machacado —rio él.

—Podrías haberme dicho —le dice ella —. Podríamos habernos ido a un balneario o algo para que descansaras mejor.

—Lo siento. Todo fue muy rápido y no quise molestarte por eso. Además, pensaba que regresarías mañana y no ayer.

—¿Importaba mucho eso?

—Solo no quería que te sintieras mal. Tú te ibas de viaje de negocios y yo de vacaciones.

—Supongo que tiene sentido. Pero ¿y si te pasa algo? No sabría donde estas ni nada.

—Tienes razón. Para la próxima te avisaré —dijo acariciando su mejilla —. Voy a subir a deshacer el equipaje.

Zhongli agarraba de nuevo su maleta y sube las escaleras.

La mujer mira como sube hasta perderlo de vista tras la puerta del dormitorio.

Mientras Zhongli deshacía la maleta, Ningguang apareció de nuevo en el dormitorio.

—¿Cariño? ¿Me dejarías tu coche? He tenido que llevar el mío al taller y necesito ir al centro ahora.

—Claro —dice él metiendo la mano en su bolsillo —. Toma.

Ningguang coge las llaves de Zhongli.

—Gracias, cariño —dijo dándole un beso en la mejilla —. Volveré antes de la cena, ¿vale? Descansa mientras tanto.

—Hasta luego.

Ella baja las escaleras y coge su bolso. Sale de la casa y se acerca al coche.

Subió al asiento del conductor y en cuanto va a tirar el bolso al asiento del copiloto ve algo brillando casi metido entre el respaldo y la base de este.

Miro un momento a casa y luego a lo que fuera que estaba atorado.

Dejo su bolso a los pies del asiento y sacó lo que había dentro.

Se trataba de una cadena negra que se había roto y una luna negra en su extremo. Parecía de un pendiente, aunque no era uno muy caro, casi parecía bisutería barata.

No era suyo. Eso era obvio. Tampoco era de Zhongli ya que el no usa pendientes. ¿Entonces de quién era?

Ningguang lo mete en bolsillo de su bolso y respira hondo.

Arranca el coche y sale del jardín.

Conduce hasta un barrio de la ciudad. Los bloques de apartamentos no eran muy altos y estaba todo lleno de pequeños comercios. Obviamente, esto no era el centro de la ciudad. Busco un lugar donde poder aparcar el coche.

Agarra su bolso y salió.

Camino unos cuantos portales hasta dar con uno concreto. Toco el timbre y la voz jovial de un chico le pregunta.

—Soy Ningguang, abre.

La puerta emite un timbre y la mujer entra dentro del portal. Sube las escaleras hasta el segundo piso. En ese momento se arrepiente de haberse traído unos tacones con ella.

Ego-Instinct  ℤ𝕙𝕠𝕟𝕘ℂ𝕙𝕚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora