Capítulo 25: Sueños

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Kara se despertó un tanto desubicada, le había ganado la partida a su alarma.
Estaba soñando tan placenteramente que no se explicaba por qué se había despertado, quizá por qué su realidad era todavía más bella.
Lo había logrado, por fin podía contemplar a Lena durmiendo y eso compensaba estar despierta tan temprano.
Sabía que cada día amaba más a Lena, pero después de la maravillosa noche que habían compartido juntas, todo se sentía diferente, la vida le parecía mucho mejor.
Lena le parecía tan bella cuando dormía que sintió unas terribles ganas de besarla, pero se contuvo al no querer despertarla.
En ese momento Lena empezó a despertarse y al fin pudo enfocarse en esos ojos azules que no dejaban de admirarla.

—Buenos días, amor—Ahora sí no se resistió a besarla.

—Vaya que son buenos días, los mejores que he tenido en toda mi vida.

—Te llamaría exagerada, pero estoy de acuerdo con tu opinión.

—¿Hace mucho estás despierta?

—No, con esfuerzos me diste la oportunidad de verte dormir.

—¿Y qué tal me veo?

—Tan bella como siempre—Acarició su mejilla y la besó dulcemente—Ahora sí debo prepararme para ir a trabajar.

—Yo también debo hacer lo mismo.

—¿Nos bañamos juntas o crees que sea una mala idea?

—¿En qué mundo eso sería una mala idea, cariño?

—¿Entonces sí?

—¿Por qué la duda, cariño? Te lo dije anoche y te lo repito hoy, no te voy a dejar escapar otra vez.

—Tú sí que puedes ser muy intimidante, amor. ¿Qué me salvará de ti?

—Nada. No existe nada en el mundo que pueda librarte de mí.

—Pues me condenaré gustosa a estos preciosos ojos verdes—Aunque la intención realmente era sólo bañarse, no pudieron evitar retomar parte de todo lo que habían compartido anoche. Se les estaba haciendo tarde, pero parecía no importarles mucho.

Lena llevó a su trabajo a Kara, pero antes pasó rápido a una cafetería para que su adorable e irresistible novia pudiera desayunar algo después.

—Espero que no tengas problemas en tu trabajo, cariño.

—Si no tendrás que conseguirme un nuevo empleo por entretenerme.

—Me declaro totalmente culpable, simplemente no tengo justificación ni perdón.

—Por supuesto, tu conducta es totalmente reprobable, eres una mala ciudadana.

—¿Y cuál será mi condena?

—Tendría que ser una pena vitalicia, algo así como amarme por el resto de tu vida.

—No sé si eso es un castigo o un premio, pero sin duda no me quejo.

—Yo lo único de lo que me quejo es de tener que separarme de ti, pero toca.

—Te veré después, cariño. Apúrate para que no te despidan.

—Nos vemos, amor—Beso a su increíble novia y salió del auto.

—Hasta pronto, cariño.

———————————

—¿James puedo hablar contigo un momento?

—Por supuesto, Cat.

—Iré directo al grano, despediré a William. Su trabajo no me ha convencido y es hora de prescindir de él.

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