OLIMPIA
Es bueno preguntarse cosas, cuestionarse a uno miso para saber que esperamos y cuales son nuestras expectativas. Yo por ejemplo hoy me he levantado cuentionandome ¿Qué hago aquí a estas hora de la mañana? Son las siete de la mañana y otra vez estoy metida en la habitación donde me quede el primer día, la única diferencia es que no estaba esposada. Isabel y compañía fueron a una misión, donde tenía que escoltar a una persona importante, según yo porque no me han querido decir nada.
Que aburrimiento, no tengo nada que hacer ni que ver, todo sigue igual de soso y vacío que siempre y este se estaba convirtiendo en un sitio muy odiado por mi persona. Susan no estaba hoy por lo visto y eso me relaja, tener a alguien vigilándote en las sombras todo el tiempo, es agotador. David aún no da señales de vida y Benjamín mucho menos aunque está aqui en Londres ¿Y qué puedo hacer? si me han quitado hasta el reloj manual que llevaba encima porque sospechaba que pudiera ser "peligroso".
—Nos vamos—Matthew se asoma por la puerta—. Date prisa.
¿Y ahora qué le pasa?
—¿A dónde vamos?—pregunto pasando por el largo pasillo que hay hasta las escaleras—, seguro que has decidido secuestrarme ahora que no hay testigos.
—No eres tan importante—eso me duele, que hombre más cruel—. Me vas a acompañar a un sitio a visitar a un viejo amigo.
Cogemos el coche y nos ponemos en marcha, cuanto más avanzamos veo que estámos llegando al barrio de Plaistow. Hace mucho tiempo que no vengo a Londres pero hay algo que sí sé, este barrio es conocido por ser uno de los peores, según David se han registrado muchos delitos aquí y ahora que lo pienso, ¿por qué un jefe del MI5 vendría hasta aquí? Ahora estoy más segura de que quiere desacerse de mi.
DeJA el coche aparcado más lejos y menos mal que era de color negro, al menos así pasa desapercivido. No sé a dónde quiere ir pero estamos andando un mucho, la gente nos mira raro y no los culpo aquí seguro que se conocen y cuando vienen forasteros los fichan. Él lleva una caja encima, tampoco es que me interese mucho la verdad pero al fin llegamos a una especie de tienda, parece cerrada, no me extraña teniendo en cuenta la hora que es.
—Buenos días—saluda al hombre que está en la caja—, busco a Marc ¿está por aquí?
El hombre no parece muy convencido por la mirada que nos echó y me estaba dando muy mala espina todo este sitio.
—¿Quién lo busca?—pregunta levantando más la mirada.
—Soy Greg y esta es mi hija Caitlin—¿en serio?
—Segunda puerta a la izquierda—nos señala un pasillo que hay detrás suyo—. No se olvide de la clave.
Matthew asiente y me coge de las manos para arrastrarme con él, no estoy muy segura de querer ir por ahí, da mal rollo, prefiero quedarme en el coche vigilando por favor.
—¿Qué narices ha sido eso?—digo susurrando—. No me llamo Caitlin ni tu Greg...
—Shh.
Dejo de hablar cuando él toca la puerta tres veces, para y da otro golpe. Ese es el supuesto código del que hablaba aquel hombre, muy poco original en mi opinión pero no es buen momento para sugerencias. Al momento escuché la puerta abrirse, un rechinido agudo muy molesto sonó confirmando lo antigua que era la puerta o el aceite que necesita.
Un hombre rubio y con ojos azules se asoma por ella vestido con una gabardina un una bufanda colgaba de su cuellos, parece un detective privado sacado de alguna novela y si no me equivoco rondará por los cuarenta igual que mi supuesto padre Greg.
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Entre la rebeildía y la libertad (Primera Parte)
ActionEn la ciudad de Birmingham han estado ocurriendo numerosos ataques cibernéticos por lo que la ciudad está sumida en un completo descontrol pero, sobre todo, pinta mal para los altos cargos del país y las agencias de seguridad. La vida de Olimpia n...