ISABEL
Olimpia, la chica que siempre aparece con una sonrisa y por más que me irritaba a veces en este momento ha desaparecido, su cara está pálida y no muestra ninguna expresión. Cuando Benjamín me lo cuenta, al principio admito que no me lo creía porque no tenía mucho sentido, si David de verdad la hubiera delatado entonces ¿qué sentido tiene que la ayude ahora?
Muchas preguntas pasan por mi cabeza pero ninguna tiene respuesta, es extraño ver a alguien tan cercano que te haga eso. Cuando le sugerí a Olimpia que alguno de sus amigos le habría delatado, no esperaba que pudiera ser de verdad, era una suposición y además de eso ¿quién negará la idea de que él no fue quién ha llamado a los periodistas?
Olimpia aún en shock se va corriendo hacia el baño y yo la sigo diciéndole a su amigo que espere aquí fuera, tampoco va a poder hacer mucho si va tras ella. Se encierra en el baño y yo no paro de tocar la puerta, el tiempo se me hace muy pesado y no sé cuánto tiempo tiene pensado quedarse ahí.
—Olimpia, no puedes estar aquí dentro para siempre—digo apoyando la cabeza en la puerta pero no hay respuesta.
Decido dejarla un rato y pienso que tal vez sí entra Benjamín le haga más caso, al fin de cuentas son más cercanos, pero al salir Ivan y Cristina están fuera hablando con él.
—¡Isabel!—viene Cris hacia mí con preocupación—. ¿Cómo está tu padre?
—Pues...no muy bien—digo frustrada—. Ha decidido someterse a una operación y no hay quién le haga cambiar de opinión.
—Tal vez eso le haga más bien que mal, confío en que después de eso se recuperará—me da un abrazo e Iván que está detrás de ella me sostiene la mano.
—Daniel está fuera—me comenta—, ha venido a ver que tal estabas pero le han llamado.
—Oye, nos acaba de comentar Ben lo que ha pasado—interrumpe Cristina con su mirada dirigida hacia donde está el baño—. ¿Está bien?
—No lo sé, llevo un rato insistiendo pero no me responde...
—Isabel—me llama Ben—. Te lo he contado porque pienso que tu puedes hacer que corte la relación con David, le tiene aprecio y lo entiendo, pero yo no puedo seguir viendo como él le hace sufrir.
—Entiendo, entiendo—se preocupa por ella, es un buen amigo pero dudo que me haga caso a mí y mucho menos refiriéndose a una persona que es como su propio padre.
Olimpia por fin sale del baño y tal vez es porque Benjamín le dice que había más cosas por saber, obviamente era mentira pero ella sale igualmente. Su cara es inexpresiva y llena de lágrimas, se sentó al lado mío y literalmente estábamos los cuatros uno al lado del otro menos Benjamín. Tal vez hayan pasado veinte minutos o tal vez una hora, la verdad es que la noción del tiempo para mi ahora mismo es inexistente, son las cuatro de la mañana ya y mi madre ha ido a casa recoger algunas cosas para mi padre, así que me he quedado aquí por si pasa algo. Olimpia sigue sin decir nada pese a que intentamos sacarle alguna palabra, pero no coopera. Daniel tuvo que volver a la oficina e Iván se iba a ir con él, pero le pedí que se quedará, me siento mejor que mis dos amigos están conmigo y más en un momento como este.
—Olimpia, no puedes estar callada para siempre—Cris rompe el silencio—. Tienes que decir algo, tienes derecho a gritar y a enfadarte si quieres, pero no estés así.
Ella no responde e Iván y yo nos miramos en silencio, él parece estar preocupado y ahora que me estoy dando cuenta parece que se llevan mejor que de costumbre.
ESTÁS LEYENDO
Entre la rebeildía y la libertad (Primera Parte)
AzioneEn la ciudad de Birmingham han estado ocurriendo numerosos ataques cibernéticos por lo que la ciudad está sumida en un completo descontrol pero, sobre todo, pinta mal para los altos cargos del país y las agencias de seguridad. La vida de Olimpia n...