Capítulo 14

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ISABEL 


Habían pasado tres días desde la misión de la gala, tenemos a un nuevo sospechoso y aún sigo esperando a que Joe hable, no parece que la cosa avance y eso me estaba desesperando cada vez más. Por otro lado, el hombre que arrestamos en la gala sigue escondiéndose detrás de su abogado y aún no hemos podido hablar con él, Olimpia sospecha de que trabaja para REM pero por ahora no es del todo seguro y tampoco tenemos como provar que es así. Nos está tomando mucho tiempo conseguir pruebas que lo incriminen o que él confiese, dentro de poco tendremos que dejarlo ir por falta de pruebas si la cosa sigue igual.

Iván se ha tomado estos días libres y hoy por fin está de vuelta, como Cris está pendiente a otras cosas solo he estado con Olimpia y no es por quejarme, pero ha estado muy callada y eso no es muy normal en ella. Desde la última pelea que tuvimos no hemos cruzado palabra salvo para lo justo y lo necesario, entiendo que solo conmigo pero a Matthew tampoco le habla como antes. Trato de no sobrepensar las cosas pero me es imposible, con este silencio sepulcral, ahora sí que echo de menos a Cris.

—¡Ey!—digo llamando su atención pero su cara no parece expresar nada—. Has...¿Has rellenado ya el informe?

No sé qué se supone que le pregunté ¿qué te pasa? ¿estás bien? ¿en qué piensas? Ridículo ¿por que se supone que tengo que preguntarle? No hay que hacerlo tan directamente.

—Sí—solo sale eso de su boca de las tres horas que llevamos aquí.

La discusión que tuvimos tensó las cosas más de lo normal pero no me voy a disculpar por sospechar, es literalmente mi trabajo.

—¡Dilo ya!—suelto sin pensar—. Es irritante.

—¿Qué es lo que tengo que decir?—me mira extrañada—. ¿Es que por fin te has vuelto loca?

—¿Cómo dices?—efectivamente, no debí haber preguntado—. Llevas tres días sin decir nada ni hablar con nadie, eso es muy sospechoso.

—¿Por qué sería sospechoso?—¿en serio me lo pregunta?—. Para ti todo es sospechoso, respirar, comer, hablar, beber...

—Lo de no hablar te debe haber oxidado la boca—no es como si me importara pero si pasa algo es mejor que lo diga y más si es una cosa grave—. Seguro que la has cagado en algo y por eso te quedas callada.

—Tu enserio que necesitas un exorcismo—¿he escuchado bien?

No lo pensé dos veces y le tiré un tapón que estaba encima de la mesa, es de un boli pero ha acabado dando vueltas por toda la oficina y nadie lo reclama. Le dí en la frente y eveo como se enciende su cara de enfado, es gracioso pero me rindo.

—En fin, revisa la grabación otra vez—mejor dejar el tema a un lado.

—Ya lo he hecho diez veces—se queja—. No hay nada nuevo en ellas, solo muestran a la gente y a esa persona que está prácticamente de espaldas. Igualmente aunque no se le vea, tampoco podemos decir que es alguien de REM.

Es verdad, en estos casos es difícil saber quién está o no involucrado y esto me está empezando a superar, normalmente las misiones difíciles nos llevan aproximadamente quince días terminarlas, pero está es diferente, más compleja y teniendo en cuenta que nos está ayudando una hacker en busca y captura parece más una telenovela de narcos.

La llamada de mi padre me pone tensa, el móvil sigue sonando pero algo me paraliza al querer atenderle. He perdido la costumbre de coger las llamadas y no sé qué es peor, si inventarme excusas de no haberlas visto o durar un minuto hablando. Desde que me contó la noticia me ha estado llamando más a menudo y eso solo hace que me sienta peor, me gustaría que solo me diera tiempo y un poco de espacio. Se que suena egoísta por mi parte pero me es difícil por ahora poder entablar una conversación normal sin estar discutiendo. En el fondo me gustaría volver a estar como antes pese a la horrible discusión que tuvimos.

Entre la rebeildía y la libertad (Primera Parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora