Capítulo 18

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ISABEL


El día había empezado bien y de repente da un giro de ciento ochenca grados, primero la preocupación de Iván y ahora el tema de Mateo. No sé exactamente porqué pero esperaba que algo así pasara con él, es raro pensar esto ahora pero de tanto que trataba de fingir que sus actitudes no eran nada sospechosas y autoconvencerme de que todo lo que me decía era verdad me ha salido muy caro. Pero después de todo esto es culpa mía, no debí confiar tanto de primeras así que tengo que aceptar las consecuencias de mis actos por muy duro que me parezca.

Por ahora hay que buscarlo y hablar con él, según Olimpia está trabajando para ese tal David así que estará metido en ese mundillo y si no me equivoco tendría que saber algo sobre REM. Parece sencillo. Teniendo en cuenta que le llamó Halcón tiene que haber algún tipo de información en internet o tal vez en algunos casos parecido a este.

—Isabel—la voz de un hombre suena detrás de mí—. Ya no recuerdo la última vez que nos vimos.

—¡Daniel! ¿ya estas de vuelta? No te veo desde lo del banco.

—Iván me ha llamado por el caso que teneis ahora—me cuenta—. Está la cosa bastante jodida por lo que me ha dicho.

—Sí...cada vez se está poniendo más difícil.

—Bueno, os intentaré ayudar en todo lo que pueda—supongo que al ser perfilador nos vendría muy bien su ayuda—. Cualquier cosa me avisas.

No me puedo permitir el lujo de seguir hablando con él porque desgraciadamente aún tengo una montaña de trabajo por delante, Cris me dijo que Joe se encontraba en la sala de interrogatorios de la oficina al haber confesado parte de su crimen no podía dejarlo en la comisaría así que tendré que volver a hablar con él. Iván está con Cris viendo el caso de la gala así que me toca zanjar el tema con Joe

Me dirijo hacia la sala donde estaba y antes de entrar veo a Mathew hablando con Gerard y no parece estar de buen humor, sé que Mathew ha dejado los otros casos a otros equipos hasta terminar con este así que las expectativas del director general son altas.

—Ahí está mi agente, hablaremos de eso más tarde—dice alejándose de él deprisa—. Menos mal que has aparecido, ya no sabía ni cómo deshacerme de él.

—¿Te está metiendo presión?—digo con una voz baja—. Siento que esto esté tardando más de lo esperado...

—No digas eso—me dice poniéndose en frente de mí—, no es culpa vuestra que el director sea un pesado que nos meta presión pese a que él no hace nada.

—¿Qué quieres decir?

—Quiero decir que las personas que están por encima de él lo están presionando y como no es él el que está trabajando en el caso hace y dice lo que le place. En otras palabras, no sabe salir de la presión de los que están por encima suya sólo, así que nos presiona y paga su frustración con nosotros.

—Eso es de ser un...

—Sí, pero estamos trabajando todos en esto, hasta Olimpia le hecha ganas y eso ya es un logro—los dos reímos sobre eso, hablar con él siempre ayuda a que la presión sea más amena—. Cuento contigo.

Entro a la sala a recoger los últimos informes para poder hablar con el sospechoso y ates echo un vistazo por el espejo, lo veo a él con la misma expresión de siempre, una muy vacía. Una vez más antes de entrar hacia donde se encuentra, tomo una gran bocanada de aire y entro rápido. Me siento en frente del acusado y abro la carpeta con la nueva información. No puedo decirla nada sobre lo de Lou porque ni yo misma entiendo bien a lo que se refiere, él sigue sin cambiar su expresión y pese a que ya ha confesado algo debería de estar buscando algún tipo de protección o al menos un abogado.

Entre la rebeildía y la libertad (Primera Parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora