El demonio azul

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La música suena con alegría. Los fuegos artificiales explotan en el cielo enrojecido por las nubes del infierno en la tierra. El demogorgon vino al plano material para celebrar los diez años desde su ascensión como señor demonio del quinto infierno.

Los demonios de hielo acompañan a su señor en la gran celebración, congelando las nubes con los tridentes del quinticio. Los devotos humanos participan en diversos juegos y espectáculos para entretener al demogorgon, aunque ninguno de sus intentos funciona.

El señor demonio bufa aburrido, la decepción se plasma en su monstruoso rostro mientras que apenas llega a disfrutar del cálido frío.

—Estos humanos son aburridos. Quiero que me hagan un sacrificio. ¡Ahora!

Los demonios de hielo asienten y se acercan con malicia a los humanos, que se ven dispuestos a morir por su señor, pero un destello azul parte por la mitad a dos de los seres fríos, que explotan en una fría neblina. Un erizo azul antropomorfo se para frente al demogorgon y lo señala con una espada hecha de hielo. El señor demonio exhala impresionado al ver el arma.

—Es la espada Selakiir —pronuncia risueño y se levanta del asiento—. Por fin, un espectáculo interesante.

—¡Así es! —responde el erizo—. ¡Yo soy Sonic el erizo y hoy, demogorgon, conocerás la...! Espera, ¿cómo la llamaste?

—Selakiir, la espada sagrada del antiguo rey elfo Nylian, forjada en el pozo congelado del plano feérico.

—¡¿Qué?! No, esta es la Excalibur.

—No, la Excalibur es dorada.

El erizo queda con la mirada perdida y los ojos entrecerrados.

—¡Estúpido mago mentiroso! —exclama el cobalto, apretando el puño con fuerza.

El señor demonio lo ve con una ceja levantada.

—¿Acaso viniste a matarme o qué?

Sonic reacciona y deja salir un bufido de indiferencia.

—Supongo, aunque perdí la emoción del momento —responde con la espada al hombro, sacándose la cera del oído con un dedo.

El demogorgon entrecierra los ojos.

—No te ves muy dedicado a acabar con mi reinado.

—Oye, no lo malinterpretes, pero se supone que debía ser una batalla épica con la Excalibur, no con la Selkor.

—¡Selakiir! —ruge el demonio.

—Salud.

—¡No, así se llama la espada!

—¿De qué hablas?

—¡Selakiir, la espada sagrada del antiguo...!

—Sí, ya lo dijiste. Oye, cambiando de tema —interrumpe, apuntándole con la espada mientras que el demogorgon gruñe—. Ya me acordé de donde había escuchado tu nombre.

—¡Claro, soy el señor demonio del quinto infierno! ¡Conocido como el diablo helado! —exclama orgulloso con una sonrisa macabra.

≪Por fin se dio cuenta. Ahora pasaremos al feroz combate épico de leyenda que servirá para demostrarle al mundo mi poder≫, piensa el demonio, regocijándose en su glorioso futuro imaginado, aunque la sonrisa se le borra cuando una gran carcajada hace eco a su alrededor: Sonic ríe sin control, apoyado en la espada y con una mano en la panza.

—¡Dijo diablo del helado! —exclama entre la risa.

—¡No! ¡Dije diablo helado! —grita eufórico, ahorcando el aire—. Por mi poder sobre el frío y mi actitud de hielo.

—¡Yo quiero uno de chocolate con chispitas, por favor! —agrega, continuando con la carcajada.

—¡Eres muy infantil para ser un héroe! ¡Qué clase de bufonería es esta!

Rápidamente, cansado de la impertinencia del erizo, levanta la alabarda al lado de su trono y lo amenaza, colocando el arma cerca de su garganta. Sonic termina de reír, secándose una lágrima, y aparta la alabarda con lentitud, usando la mano.

—Ya, perdón, es que me recordaste a un gordo bigotón. Pero, ya en serio, ¿no eres el que apareció en esa serie donde unos niños te patean el trasero?

—¿Qué cosa? —La furia permanece, pero la duda le hace cosquillas en la cabeza. —¿De qué estás hablando?

—Ya sabes, la serie esa que salió en Netflix, la de la niña rapada con poderes.

—¡Deja de hablar como retrasado! ¡Ni siquiera sé qué es una serie! —exclama volviendo a amenazarlo con la alabarda.

—Oye, apunta esa cosa lejos de mí —responde, golpeando el arma con la espada—. Bien. De todas formas, ni me vi la serie.

—¡¿Podemos comenzar a matarnos entre nosotros?!

El grito atravesó las nubes e hizo temblar la tierra, aunque el erizo solo suspira decepcionado.

—Eres muy aburrido para ser un actor. —Una sonrisa ladina se plasma en el rostro del azulado. —Muy bien, diablo del helado, prepárate para regresar a la serie de televisión.

—¡Mueeereee! —El demogorgon blande la alabarda contra su oponente, pero el ataque nunca llega y el erizo ya no está frente a él. —¡¿Qué demonios?!

—¡Oye, heladero! —El demonio voltea hacia arriba para ver que una esfera azul se acerca a gran velocidad. —¡¿Qué te parece un helado con moras azules?!

Sonic gira a gran velocidad, cortándolo por la mitad de manera limpia. Cae en una pose heroica mientras el demogorgon grita de dolor antes de explotar en una ráfaga de viento que se expande por todo el mundo. El rojizo del cielo se deshace y deja a la luz brillante del sol alumbrar a Sonic, como si fuera un reflector de teatro. Los demonios de hielo estallan todos a la vez, mientras que los humanos caen al piso y reverencian al vencedor.

—Fue una aventura bastante corta, pero me divertí haciéndolo enojar —pronuncia Sonic con una sonrisa y la mirada en el cielo azul.

—¡Demogorgon! —irrumpe un humano de armadura dorada, que salta del caballo en trote y cae para blandir una espada del mismo color que la armadura, señalando al erizo con la misma—. ¡¿Crees que disfrazándote de un demonio azul podrás ocultarte ante los ojos de Áldar el valiente, portador de Excalibur y elegido por el destino para acabar con el mal?! ¡Estás equivocado si crees que dudaré en atravesar tu corazón solo por tener una forma menos monstruosa! ¡Sentirás mi venganza por haber asesinado a mi familia! ¡Llevo el amor de mi hija fallecida conmigo para darme poder y matarte! ¡Tengo la aprobación del mago Merlín, el rey de los magos! ¡Con todo eso te haré suplicar clemencia y...

Se calla al ver que el erizo está acostado en el piso con pose de modelo, roncando mientras una burbuja de moco se infla en su nariz. Áldar golpea el suelo con la Excalibur, despertando al erizo.

—¡Te estoy hablando, demonio azul!

—¿Ah? ¿Qué? ¿Ya terminaste? —Sonic se levanta y estira los brazos al cielo mientras da un largo bostezo. —Viejo, con solo escucharte me das sueño.

—No sé si eres un bufón o un demonio muy ridículo, pero ha llegado tu fin —dice, poniendo la espada al frente—. Reza tus últimas palabras, demonio azul.

—Siempre quise que mis últimas palabras fueran... —responde, quedando en suspenso con la mirada al cielo y las manos abiertas en señal de revelación mientras los adoradores escuchan con atención e ilusión en sus miradas—. Protege el anillo, Frodo... Ah, no, espera, esa no. ¿Tengo otra oportunidad?

—¡Mueeeereee!

Álder se abalanza contra Sonic con la espada al frente, pero el caballero cae inconsciente casi al instante por un golpe en la nuca. Detrás de él está Sonic, bostezando.

—Este tipo es más aburrido que el heladero actor —dice y toma la Excalibur para cambiarla por la Selakiir—. Esta sí es una espada. Ahora, veré si hay más sujetos divertidos en los otros ocho infiernos —concluye y abandona el lugar con un estallido sónico.

Historias fantásticas y no tan fantásticasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora