Hola, Féngar, no sé si me recuerdas, ni siquiera sé dónde te encuentras, pero tengo la necesidad de expresar mi gratitud por lo que hiciste.
Fue un momento confuso, no estaba totalmente orientada, solo escuchaba los gritos de miedo y horror. Bueno, no era el evento más bonito de todos, es comprensible. Cuando abrí los ojos y vi la sangre, juro que no me importó. No sé si fue por lo desorientada que estaba o porque soy rara, pero ya me conoces, supongo que sabrás la respuesta.
No te lo voy a negar, porque no quiero mentirte, sentí un poco de miedo. Bueno, sentí mucho miedo, pero fue momentáneo, aunque no espero que me creas. Verte de pie manchado en sangre y rodeado de cuerpos me causó un gran impacto, y esa apariencia que tenías solo alimentó mi miedo. En verdad lo siento mucho, pero entonces me dijiste esas palabras y todo se volvió claro: ≪No te asustes, niña≫. Quién diría que unas palabras tan simples me hayan devuelto la luz, y todo porque nunca quisiste aprenderte mi nombre. Es muy divertido cuando lo piensas.
Regresando al punto, cuando me dijiste esas palabras, el miedo se fue y todo a mí alrededor se silenció. Es raro escribirlo como si fuera un cuento o algo así, pero no encuentro otra forma de describirlo. Solo pude pensar en todos los momentos que nos divertimos juntos, aunque hayas sido un amargado casi todo el tiempo, sé que te divertiste mucho. Si no fuera así, estoy segura que no hubieras hecho todo ese escándalo, ya que odias las multitudes. Es por eso que te agradezco y, también, es la razón por la que te defendí.
No tenían derecho a gritarte de esa forma, llamándote monstruo como si no tuvieras emociones. Solo estabas intentando ayudar, y me salvaste, pero ellos no estaban viendo eso. Veían a la criatura peluda de colmillos y garras muy afiladas, cubierta de sangre y rodeada de cadáveres. No les interesaba saber lo que pasó, el por qué hiciste todo eso, ni mucho menos se aseguraron de que yo estuviera bien.
Fuiste el único que me preguntó cómo estaba, el único que se preocupó. Por eso me parece injusto que la policía te haya disparado sin compasión. Es injusto que hayas tenido que defenderte porque se negaban a escuchar tus palabras. ¡Es injusto que te hayan obligado a irte! ¡Te expulsaron como si fueras un animal salvaje! ¡Es injusto!
Perdón, estoy llorando mientras escribo esto. Quiero volver a verte, quiero que vuelvas y podamos seguir jugando en secreto. Quiero que sigamos siendo amigos. Pero ya es tarde, de seguro ya estás muy lejos, tampoco sería lo mismo; mis padres me castigaron muy severamente. No quiero estar con ellos, solo me cuidan para no tener problemas con la ley.
Quisiera que estuvieras aquí para animarme como en el primer día: recuerdo que subiste hasta mi ventana solo para levantar mi ánimo con esas hermosas palabras. Aunque me hubiera gustado que no parecieras un vagabundo, seguro que con tu verdadera forma no me habrías asustado (creo que me estoy engañando con eso), pero supiste manejarlo para que mantuviera la calma y eso es lo que te hace especial. Eres mi mejor amigo y te extraño mucho.
Donde sea que estés, te mando un gran abrazo y mantén en esa amargada cabeza tuya que te quiero mucho. Por favor, no te olvides de mí y vuelve. Tal vez el mundo te vea como un monstruo, pero yo te veo como un héroe.
De, tu mejor amiga, Ílie.
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Historias fantásticas y no tan fantásticas
FantasyHistorias sin un fin más allá de contar algo fantástico. Cuentos que tal vez te hagan pensar las cosas o que, simplemente, te entretengan. Relatos inspirados en la vida y las obras que todos conocemos. Tan solo disfruten de una buena lectura.