La escena fue muy rápida. Vi la sangre saltar y el cuerpo volar por los aires. Los gritos de la gente no se hicieron esperar y sus compañeros lo rodearon con inquietud, parecían querer convencerse de que todo era un mal sueño, pero no era así, yo lo puedo asegurar.
Las ambulancias aparecieron acompañadas de los policías, quienes no tardaron en despejar la zona de civiles para poder tratar con el tema. Sus miradas son frías y sin sentimientos, supongo que habrán visto muchos accidentes iguales.
No estuve ni cerca de ver cómo quedó el cuerpo, escuché que el rostro estaba desfigurado y que en el impacto se escucharon los huesos quebrarse como la rama de un arbusto, aunque eso sí lo puedo asegurar.
Los paramédicos, junto a la policía, armaron una tienda de campaña roja en medio de la avenida, justo encima del cuerpo. Muchos oficiales retuvieron a los testigos, incluyéndome. Comenzaron a hacernos preguntas de lo sucedido, así que di mi versión de los hechos:
Unos minutos antes, cuando estaba dirigiéndome a la escuela, vi a Andy con sus compañeros de clase del otro lado de la calle. Querían cruzar, creo que estaban apurados, pero el semáforo se puso en verde y no sé si lo notaron. No había ningún auto parado en la senda peatonal, así que seguramente no vieron el semáforo, aunque, igualmente, cruzaron corriendo.
Por alguna razón, Andy no avanzó junto a los demás, tal vez reaccionó tarde a las acciones de sus compañeros, pero no lo sé. En un intento por alcanzarlos, saltó en medio de la avenida para correr y cruzar al otro lado, pero la bocina retumbó con fuerza y el colectivo no pudo frenar a tiempo. El resto se lo podrán intuir.
Los policías anotaron todo, manteniendo la mirada fría, y me dejaron ir. Aun así, me quedé a mirar. Los padres de Andy llegaron y la madre corrió a la carpa roja sin importarle los policías, quienes tampoco mostraron querer dar mucha resistencia. El padre se acercó a los oficiales para responder unas preguntas, o eso creo, yo estaba alejado.
A pesar de las voces de la gente, hablando y preguntando quién se murió, el llanto de la madre se escuchó desde la carpa hasta la vereda. No sé cuánto más se extendió aquel lamento, pero sí se oía con fuerza. El padre se adentró en la carpa con apuro y el llanto de la madre dejó de escucharse. Seguro seguía llorando ahí dentro, pero ya no se escuchaba.
La gente quedó en silencio y los murmullos aparecieron junto a las frases empáticas, dejando escuchar la lástima que tenían hacia la mujer. El murmullo no duró mucho y el sonido de la ciudad regresó. Ya no pasaba nada más, pero seguía mirando.
Vi a los compañeros de Andy en la esquina, ya apartados de la escena. Todos lloraban o trataban de hacerse los fuertes mientras que muchos otros alumnos del colegio intentaban consolarlos y calmarlos, incluso había algún que otro oficial unido a ese grupo de consuelo y llanto, pero ellos seguían con esa mirada fría.
Cada vez que recuerdo ese día, como la gente lloraba, mostraban lastima, o empatizaban con los padres; me pregunto: ≪¿Por qué no sentí nada?≫.
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Historias fantásticas y no tan fantásticas
FantasíaHistorias sin un fin más allá de contar algo fantástico. Cuentos que tal vez te hagan pensar las cosas o que, simplemente, te entretengan. Relatos inspirados en la vida y las obras que todos conocemos. Tan solo disfruten de una buena lectura.