Diferente al resto

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Mi nombre es Hirlan, soy un Ent y llevo cuatrocientos años en este bosque, plantado como un árbol más y rodeado de mis hermanos, en total silencio y quietud. Igualmente, los de mi especie no solemos movernos demasiado, todo lo realizamos con lentitud o ni nos movemos.

Yo soy una excepción entre todos mis hermanos, digamos que soy el más activo; aunque me da pereza moverme, no puedo evitar reaccionar en ciertos momentos por mi poca tolerancia y mi carácter fuerte. Siempre se me consideró como un bruto que se mueve demasiado, por lo que la mayoría de los árboles se burlan de mí y me provocan.

Hoy venía siendo un día como cualquier otro en este bosque: todos estamos quietos, siendo el único movimiento las hojas de nuestras ramas mecidas por el viento.

Repentinamente, un olor llega a mí. Abro mis ojos y veo una gran cantidad de humo proveniente del sur, cerca de aquí. ¿Acaso algún imbécil provocó un incendio? Deberé levantarme para averiguarlo... Qué flojera.

Desprendo mis raíces del suelo para comenzar mi paso hacia allá. Miro al cielo por los chillidos de los pájaros alborotados, que indica la aproximación del peligro.

Mi paso es tan lento como el de cualquier Ent, provocándome aún más pereza y haciéndome replantear mi decisión. ≪Tal vez sea mejor dejarlo y regresar a la quietud≫, pienso repetidas veces mientras avanzo, pero mis piernas no se detienen; cuando empiezo a moverme, parar me da mucha más flojera.

Los árboles que me rodean se burlan, dicen que hago demasiado esfuerzo y que ya no parezco un Ent. Ellos ni siquiera pueden moverse, pero se sienten superiores por seguir su naturaleza. Es algo muy irritante.

Cegado por la necesidad de callarlos, le doy una patada a uno, arrancándolo de la raíz. Lástima que eso transforma las burlas en insultos.

Frustrado por mi actuar y enojado por las palabras, decido ignorarlos o nunca llegaré, pero aún puedo escucharlos... y me produce una gran pesadez. Ahora prefiero que sea una falsa alarma, tan solo por caminar, ya lidie con demasiados problemas.

El calor incrementa y el aire se torna seco. A estas alturas ya estaría seguro del incendio, pero sigo moviéndome hacía allá. Ya que me levanté, voy a confirmarlo.

Al llegar, contemplo las llamas que consumen los árboles. El humo asfixia el aire, y las criaturas del bosque huyen en busca de un lugar seguro.

—Qué flojera —digo con fastidio mientras comienzo a sentir el agobiante calor del incendio.

Ahora debo hacer algo para solucionar esto, pero debo ser cuidadoso con el fuego; si hago un mal movimiento, éste se extenderá por el resto del bosque. Los árboles gritan por el tortuoso dolor. No existe peor sufrimiento para nosotros que ser consumidos por las llamas. Muchos ya están muertos, otros están muriendo. Es un escenario horroroso.

Naturalmente huiría del fuego. Al fin y al cabo, los árboles solo se burlan de mí y aunque los salve, eso no cambiará nada... Una lástima que no pueda hacer eso: Mi cuerpo toma acción e intento apagar el fuego. Ni siquiera sé cómo hacerlo, solo golpeo y aplasto las llamas en un intento desesperado por extinguirlo.

Lo intento una y otra vez, derribando más de un árbol en consecuencia. Lo estoy intentando, lo juro. Ellos me ven actuar y gritan que me detenga, ignorando que intento ayudarlos. Hasta escucho a uno decir entre su sufrimiento: ≪¡Debí sospechar que estabas detrás de todo esto, solo quieres matarnos y disfrutar de la masacre, fenómeno!≫. Ante ellos soy el monstruo que está arrancando sus vidas.

—¡Solo quiero ayudar! —grito enojado para auto-convencerme de continuar e ignorar los gritos.

Siempre me ha funcionado para sobrevivir a las burlas e insultos, pero esta vez es más difícil. No estoy huyendo de los demás, estoy intentando luchar contra un enemigo inagotable y despiadado, que consume sin piedad a todo lo que se cruce en su camino.

≪¿Por qué estoy haciendo esto? ¿Qué gano al hacerlo?≫, esas preguntas siempre me perturban al momento de moverme. Por simplicidad las ignoro, pero ahora cargan con un peso que no puedo explicar. Simplemente, no puedo parar. Si el fuego se expande y consume el resto del bosque, ¿qué habrá significado moverme hasta aquí? ¿Por qué me habré molestado tanto en intentar salvar a estos tontos arboles? ¿Acaso eso me molesta, mi flojera? Pero así debo ser y, aun sabiéndolo, lo ignoro como a todo lo que me molesta. Entonces, ¿qué me impulsa a moverme?

***

Las llamas me cubren casi por completo, todos los árboles alrededor están caídos como consecuencia de haber conseguido aislar el incendio, que está perdiendo fuerza. Lo conseguí, detuve el fuego y salvé mi hogar... pero, ¿por qué la victoria se siente tan vacía?

Miro alrededor y escucho a los arboles del fondo gritar, insultarme y denigrarme con palabras como monstruo. Me echan la culpa de todo este desastre. Solo ven los cadáveres debajo de mis pies y no sus vidas a salvo del fuego. Sigo sin saber por qué lo intento. No soy un héroe, ni mucho menos un ejemplo a seguir.

Mi cuerpo se mueve solo hasta un rio, que ahora puedo ver por haber despejado la zona. Tal vez, si lo hubiera sabido, pudiera haber resuelto el problema de mejor manera. Si no fuera tan bruto, habría buscado agua por alrededor y habría encontrado el rio, pero, ¿para qué me esfuerzo en seguir mortificándome? Hasta los animales me juzgan mientras apago mis llamas, las últimas vivas.

Si hay una enseñanza en todo esto, ni siquiera quiero saberla, porque nunca aprenderé: Siempre seguiré moviéndome, aunque me dé flojera. Siempre seguiré golpeando como bruto, aunque no funcione. Y, aunque intente cambiar, siempre seré diferente al resto.

Historias fantásticas y no tan fantásticasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora