3. Antes

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"No puedes enfadarte con un final real. Algunos de ellos son feos. Son los falsos felices para siempre los que deberían enojarte. No todo el mundo tiene un felices para siempre. La vida es real y a veces es fea, y sólo hay que aprender a sobrellevar la situación" (Colleen Hoover)


Había días buenos y días malos. Días en lo que todo estaba fantástico y días en los que no sabías como te las habías arreglado para que todo se volviera una mierda. Este era uno de los días buenos.

Me levanto ligeramente apoyándome en uno de mis codos, bajando mi mirada a los ojos verdes de Mick que me observan con alegría. Estamos en mi cama, tan enredados como podemos debajo de las mantas y sus manos sobre mis caderas haciendo círculos en mi piel con sus pulgares. Alzo una mano para apartar un mechón de cabello sobre mi cara pero me detiene y lo hace él mismo. Ama tocarme. Amo que me toque. Amo todo de él.

—Necesitas un corte de cabello —me dice enrollando el mechón en su dedo, estirándolo hasta colocarlo detrás de mi oreja. —Cada que te beso termino con la boca llena de cabello —dice con una gran sonrisa.

—Oh pobre de mi bebé —digo haciendo un gesto con la boca, acercándome a su rostro dejando caer mi cabello hacia adelante cubriéndolo con él. —Seguro que es como besar a un oso.

Soltando una carcajada Mick me jala a su lado besando mi cara mientras sus manos intentan cepillar mi cabello. —Eres el oso más sexy que he conocido.

Después de reír y besarlo por un momento, me recuesto sobre su pecho desnudo dejando que recorra mi espalda con la punta de sus dedos, mi piel cosquillea ante su contacto.

—Quiero que esto dure para siempre —suelto sin pensar. Puedo sentir el cuerpo de Mick tensándose debajo del mío.

—Aly —dice en un susurro, el dolor de su voz apenas escondido.

—No —lo detengo colocando una de mis manos sobre su boca. —Solo...No. Déjame decirlo. Por favor.

Nuestros ojos se encuentran y a pesar de que los suyos están llenos de nostalgia me las arreglo para no llorar cuando asiente lentamente.

—Quiero casarme con jeans, sabes que detesto los vestidos, quiero que tengamos dos... no, tres hijos y vivamos en un pequeño apartamento donde apenas quepamos los cinco. Quiero enojarme contigo y gritarte porque de nuevo olvidaste pagar la luz y dejaste ropa tirada en el baño. Quiero que los domingos sea día de pizza y los jueves sea noche de helado. Quiero visitar la playa y quejarme todo el día por el calor. Quiero visitar la montaña y quejarme por el frío. Quiero que olvides nuestro aniversario y tengas que salir apresurado a conseguir un regalo. Quiero que me ames tanto que vayas de compras y me traigas mis toallas sanitarias y mi crema depiladora. Todo eso es jodidamente normal y estúpido... —me detengo un segundo. Mi voz se seca al ver sus lágrimas caer, sus brazos inmediatamente se envuelven a mí alrededor y me tira contra su pecho, puedo sentir su calor, su corazón latiendo más fuerte de lo normal contra el mío, su latido, es hermoso. —Todo es tan estúpido... pero de verdad lo quiero.

Dejo de contenerme y un par de lágrimas corren por mis mejillas. Es difícil desprenderse de las imágenes una vez que están en mi cabeza. De verdad lo quiero, lo quiero tanto que duele, ese futuro que probablemente nunca vamos a tener es una tortura ahí colgando sobre nosotros. ¿Cómo podría amar después de esto? ¿Después de él? Suena como algo imposible.

—Lo tendrás, —murmura un momento después. Su voz es ronca y sé que está intentando contener el llanto por mí, por mi bien. —Te prometo nena que todo eso que quieres lo vas a tener y mucho más. Una vida increíble para una persona maravillosa. Vas a ser feliz, mi niña. Tan feliz que todas las noches te dormirás con una sonrisa en tus labios.

Asiento contra su pecho, abrazándolo con más fuerza. Hay días buenos y días malos. Y este ha sido casi el mejor día de todos. Nosotros dos juntos siempre es algo bueno. Me relajo contra él y comienzo a sentir el peso del sueño envolverme.

—Lo tendrás —lo escucho decir muy bajito contra mi cabello. —Lo tendrás con la persona indicada.

Antes de caer dormida puedo escuchar el mensaje oculto de sus palabras.

Lo tendré... pero no va a ser contigo. 


Enamorándote en Silencio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora