3. Jared

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Esto es una estupidez.

No sé cómo es que dejé que Kriss me convenciera de eso. No sé cómo es que Kriss convenció a Lissa de hacer esto. Miro el asiento de acompañante y veo a Lissa mordiéndose sus uñas recién pintadas y mirando por la ventana con una expresión de preso que intenta fugarse de su condena a muerte. Me gustaría tranquilizarla dándole un apretón en su rodilla para que me cuente que es lo que pasa. Estos dos últimos meses ha sido así, hemos desarrollado un extraño código con simples gestos para preguntas básicas. Quiero saber que piensa, quiero saberlo tanto que me está doliendo la cabeza por intentar leer su mente como si fuera el profesor X, y quiero arrepentirme de haber visto todas las películas de los X-men con ella anoche. Pero no estamos solos por lo que su respuesta no sería sincera.

Miro por el retrovisor a las dos persona que ocupan el asiento trasero y me esfuerzo mucho por no fruncir el ceño a nuestras "citas" pero internamente maldigo a Kriss demasiado, y aunque sé que lo hizo con buena intención, casi estoy seguro que esto saldrá malditamente mal. Y no solo porque Alissa no está preparada todavía para tener citas, sino porque yo no tengo ningún interés en la chica que me sonríe tímidamente desde el asiento trasero.

Fuerzo una sonrisa de regreso simplemente para intentar borrar esta aura de incomodidad que flota dentro del auto aunque no hace mucho para mejorar el ambiente. Mis dedos golpetean en el volante siguiendo el ritmo de la música que Lissa puso en el radio, la melodía llena el auto, mirándola de reojo veo sus labios moverse formando las palabras de la canción y aprieto los labios para no sonreír, si ella y yo estuviéramos solos sé que estaría cantando a todo pulmón mientras yo sigo el ritmo golpeando el volante, mis piernas, el tablero, pero con estas dos personas extras ambos intentamos parecer educados, me alivia de cierta forma porque entonces es obvio que no se siente cómoda ni con el chico ni con la chica que están en mi asiento trasero mirando sus propias ventanas. Suspiro silenciosamente, muero porque esta cita se acabe aun cuando ni siquiera ha empezado.

Cuando finalmente llegamos al restaurante todos nos acomodamos a un lado de nuestras respectivas parejas, sé que le dije a Kriss que me esforzaría porque todo saliera bien por lo que fijo mi mirada en mi acompañante y pongo a ver las cosas positivas: ojos grandes y verdes, su cabello está amarrado en un moño alto en su cabeza lo que la hace ver elegante, sonrisa linda, manos delgadas que aprietan suavemente el mantel demostrando lo nerviosa que está, ella alza su mirada hasta la mía y le sonrío de lado intentando tranquilizarla, me sonríe de vuelta una sonría amplia, sincera y verdaderamente hermosa y es cuando pienso que tal vez la tarde no irá tan mal.

O eso creo pues cuando giro mi rostro y veo a Lissa sonriendo de la misma forma al sujeto a su lado mi buen humor se congela y el ceño fruncido está de regreso en mi rostro. El chico el cuál se presenta como Zach sugiere que ordenemos, Alissa se ve más relajada y tal vez entusiasmada cuando asiente. Pero intento verle algo positivo de nuevo, ella está sonriendo y ese es el punto de todo eso. Después de un minuto de leer el menú Lissa habla.

—¿Qué vas a ordenar tú Jared? —pregunta al mismo tiempo que saca su celular, mirando la pantalla. Sonrío pues sé que es porque espera mi respuesta, me conoce y me encanta que me conozca.

Tomo mi propio celular y tecleo rápido. —Lasaña. Hasta preguntar es una ofensa Lissa lo sabes.

—Siempre puedes cambiar de opinión, —murmura dándome su mirada. Aunque nos hemos acercado más durante este tiempo igualmente ella ha comenzado a pelear más duro por alejarme. Sus charlas de chica depresiva suelen terminar con nosotros peleando pero cuando estoy a punto de dejarla sola y decirle que se joda, me detengo. Y no es solo por ella, es por mí también cuando estamos los dos haciendo cualquier cosa idiota y normal el peso que siento que siempre está sobre mis hombros desaparece. Es mi amiga, y no planeo dejarla sola.

Enamorándote en Silencio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora