Raquel
Jaime me miraba sorprendido. Cuando subió del todo, se quedó un momento mirando todos los detalles de mi casa en el árbol. La pequeña mesa, que tenía varias velas; las alfombras que cubrían el suelo para aislar la casa del frío y hacerla más cómoda; los dibujos que había ido pegando en las paredes y los cojines y mantas que decoraban una de las esquinas de la casa.
-Ahora entiendo por qué la consideras tu segunda casa, ¡si casi podrías vivir aquí!
- La he ido perfeccionando con los años, pero no te niego que algún día de verano o invierno me haya venido aquí a dormir cargada de provisiones.
Entonces, aparté una de las mantas, dejando al descubierto una estantería no sólo con libros, sino también con ingentes cantidades de chucherías, latas de refresco y chocolate.
-¡Pero si eso debe de llevar ahí siglos! ¡No me digas que me vas a hacer beberme eso, seguro que es puro veneno!
-Idiota -entorné los ojos- Me encargué de que estuvieran aquí para cuando llegásemos, pero oye, que si no tienes hambre...
-Hombre, bueno a ver, por hacer un sacrificio... Lo que no mata engorda - dijo, a la vez que me quitaba la chocolatina de la mano.
Estuvimos un buen tiempo dando cuenta de los dulces que tenía, a pesar de la cena que nos había preparado mi madre. Decidí que era el momento de preguntar.
-Jaime... Oí lo que hablabas con mi madre, y quería saber...
-¿El qué? - su gesto cambió radicalmente a uno más serio y tenso.
-¿Qué es lo que te pasa y por qué pones tanto empeño en no contármelo?
Se hizo el silencio. Mientras que yo le miraba a los ojos, él miraba al suelo con gesto grave. No sé si estaba buscando las palabras o si, básicamente, no quería contestarme. Ahora me sentía mal por preguntarle algo tan personal, pero creo que es lo propio. Él sabe muchas cosas sobre mí, hay otras que quizá no esté preparada para contarle, y en cambio yo no sé nada sobre su vida. Bueno, sé que sus padres están separados y no tengo muy claro que tenga hermanos. Después de todo lo que llevábamos saliendo, pensé que al menos, confiaría más en mí.
-No hace falta que me lo cuentes si no quieres, perdóname por entrometerme - acabé por decir.
-No, tienes razón - dijo levantando la vista. Tenía los ojos brillantes, como si por su cabeza acabaran de pasar momentos que no esperaba volver a recordar.- Te lo contaré.
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La Casualidad del Destino
Teen FictionDos jóvenes universitarios se conocen por casualidad en una fiesta. Empezarán a salir y parece que su destino es estar juntos, ¿pero será cierto?¿ Son uno el alma gemela del otro? Sigue leyendo para comprobarlo :) #221 España 29/5/2019 #204 univers...