La Casualidad del Destino

Malas noticias

Raquel

Me despierto, pero esta vez sé donde estoy: en la habitación de Jaime. Iba a girarme para abrazarlo, pero no estaba. Antes de poder reaccionar, la puerta se abre dejando paso libre a un perro que sin dudar salta encima mía... Y me empapa.

- ¡Sugar por favor, bájate! 

El perro me obedece, pero un poco tarde, ya que me había calado completamente.

-¿Qué, una ducha mañanera?

Jaime estaba en su silla observando todo divertido. Le iba a tirar un cojín cuando vi en sus manos una bandeja con comida, que era mi desayuno. Al fin había logrado su propósito. Desayuné mientras comentaba con él los detalles de la noche anterior.

- Que fepaf que va prófima vez, duermef en mi cuafto- dije con la boca llena. Cuando acabé de tragar, continúe- que luego siempre me toca a mí andar hasta la otra punta.

Los dos nos reímos con ganas. Él tenía ese efecto en mí, a su lado siempre me estaba riendo o con una sonrisa en la boca.

- Eso ya lo verem... ¡No!

Le había tirado un cojín, que intento esquivar sin éxito.

- Tienes suerte de tener una bandeja contigo,sino te machacaría - un brillo de desafío apareció en sus ojos.

-Ah, ¿sí?- levanté una ceja incrédula- recojo el desayuno y lo averiguamos.

- Si hombre, y me destrozas la casa.

- Ese serás tú, que tienes menos puntería que yo sin gafas.

- No decías lo mismo cuando te dediqué aquel gol en el partido...

Se acercó a mí y me dio un ligero y cálido beso en los labios. Este chico sabe como sacarme los colores...

-Bueno, bueno...Cuando vengas a mi casa ya me dirás con la Nerf quién tiene más puntería...

Jaime iba a pasar las vacaciones de Navidad en mi casa. Me dijo que no le apetecía ir de casa de su madre a donde su padre y viceversa. Mis padres están de acuerdo, bueno mi madre, porque mi padre no está muy conforme... a ver si cuando le conozca cambia de opinión...

- Raquel, ¡qué son las doce!

Mierda. Iba a llegar tarde. Le di un apasionado pero fugaz beso y me fui. Corriendo, literalmente. Teníamos reservada una mesa en un bar para comer a las dos, y tenía que ducharme y arreglarme un poco. Subí las escaleras de tres en tres,cosa inexplicable, y llegué al pasillo sin aliento. Corrí a mi apartamento y aporreé la puerta hasta que me abrieron. Pilar no se extraño. Lo mío con Jaime lo sabe todo el campus y eso que apenas llevamos un mes desde el día del baile. Me lo pidió con una canción de Morat. Mi grupo favorito. Estando en el baile, de repente sonó la correcta de fondo (100% os recomiendo la escuchéis) y Jaime cogió el micro y empezó a hablar sobre lo importante que era para él, y entonces me preguntó que si oficialmente sería su novia. Hubo un silencio. Obviamente respondí que si sin dudarlo. Todo el mundo aplaudió, y yo me volví un tomate, literal...

- Joder Raquel, ¿qué será tan importante para que llegues tarde?- preguntó Alba. Que mal me caía esa chica de verdad, no sé como Pilar podía ser su amiga.

-Nada, ya ves, me quedé dormida...

- En casa de un chico súper mono de la universidad- soltó la bomba Laura. Mierda.

- ¿Así Raquel? ¿ Y quién es ese pivón?- me miró. Tenía un brillo de maldad en sus ojos, y esa sonrisa no auguraba nada bueno.

-Bueno... no sé, un ligue cualquiera, ya ves- miré a Pilar y a Laura amenazante para que no dijeran  nada más.

- No me digas nada, pero quédate segura de que lo averiguaré.

No podía ser. Mentalmente me daba cabezazos contra una pared. La perra esa iba a ir detrás de él. Sentí como la ira empezaba a crecer dentro de mí, tal y como ella quería, pero me callé y me apunté mentalmente hablar con Jaime en cuanto acabase la comida.

¡Hola a todxs! ¿Qué tal estáis? Se que hace mucho que no actualizaba, pero entre el verano, el inicio de curso y ciertas cosillas...E de admitir que no he tenido mucho tiempo. Pero tengo más ideas para esta historia y dentro de algún tiempo quizá os traiga otra en la que estoy trabajando. Tengo muchas ganas de que podáis leerlo, así que intentaré publicar capítulos con más frecuencia. ¡Espero que os gusten!