La Casualidad del Destino

Mi princesa

Jaime

Este año he de reconocer que se lo han currado. Banderines, música en directo, las mesas... Me encanta, pero no más que la chica que acabo de ver con un deslumbrante vestido granate, y con su largo pelo castaño cayéndole por la espalda, solo adornado con una bonita pero sencilla tiara. Me arrodillo junto a ella, la cojo la mano y se la beso. Sonríe. Veo que los músicos van a empezar a tocar. La agarro y la llevo a la pista. Empiezan con una lenta. Se apoya en mi pecho. La digo al oído que está guapísima, y antes de que me responda según sube la cabeza la beso. Me quedaría siglos ahí. Luego me aparto y la sonrío. Ella me devuelve la sonrisa, como el primer día. Creo que, bueno sin el creo, no me voy a separar nunca de ella.