Capítulo 3

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Otra vez a clases.
-¿Qué tal Saba?

-¿Qué tal Francis?

-No mucho. Por cierto, me dijeron que debemos ir a la dirección.

-¿Para qué?

-No lo sé.

-Ok, espero que no sea malo.

Vamos a clases de química, suena la campana y nos vamos a la dirección.
-Muy bien chicas, ya Christine y yo tenemos listos sus puestos para mañana- dijo la Directora Bárbara junto con la secretaria.

-Francis, tú serás la presentadora y Sabana será la secretaria, Karla te ayudará.

-Por supuesto - dijimos mientras nos despedíamos y salimos.

Fuimos a clases de Estudios Sociales. Mis compañeros se tiraban aviones de papel e intentaban encestar bolas de papel en el basurero y mis compañeras hablaban entre susurros, mientras el profesor escribía en la pizarra. Yo escribía y veía la pizarra. Seguían tirando bolas de papel hasta que una le dio en la cabeza del profesor. Se dio media vuelta y miró a Jason, quien le había tirado la bola.
-¿Quién tiró la bola?-dijo recogiendola.

Todos miraron a Jason.

-Le diré algo, Señor Smith, si vuelve a tirar una sola pelota, usted y sus demás compañeros estarán castigados. ¿Entendido?- miramos con mala cara a Jason.

-Si, profesor- y todos escribimos en silencio.

A los diez minutos el profesor salió un momento, Jason empezó a tirar bolas de papel otra vez. El profesor lo vio sin que se diera cuenta.
-Están castigados. Todos-dijo recalcando la palabra- deberán quedarse después de clases limpiando los baños.

Miraron con cara de muerte a Jason.

Seguimos escribiendo. Jessie, que estaba a la par mía, me mandó sigilosamente un avión de papel. Lo abrí y decía:
«Nos vemos en el comedor, necesito hablar contigo, es urgente.
-Jessie»
Levanté la cabeza en señal de sí y ella sonrió.
Terminaron las clases, fui al comedor y ahí estaba.

-Hola Saba. Qué bueno que viniste.

-Hola Jess. ¿Qué me ibas a decir?

Cerró los ojos, respiró profundo y dijo:
-¿Recuerdas la beca que me dieron en la Universidad de Boston?

-Sí.

-Me tengo que ir el sábado. Si no voy me la tienen que quitar. Ya hablé con la directora y me dio permiso, ya hice los exámenes finales por adelantado. No me quiero ir, no quiero dejarte. Pero es una oportunidad que tal vez no vuelva a tener y lo he esperado desde hace mucho- dijo entre sollozos.

-¿Qué?- dije con la voz entrecortada, intentando aguantar las lágrimas- Pe...pe...pero. No.

-Lo siento.

-Está bien, entiendo- rompiendo en lágrimas, nos abrazamos-. Al menos disfrutemos de estos días que nos quedan, Jess.

-Por supuesto - fijo sonriendo mientras se secaba las lágrimas.

Limpiamos los baños y nos dirigimos a la salida.
-Adiós Jess.

-Adiós Saba.

¡No! Mi mejor amiga se va en unos días. Pero la entiendo.

Llego a casa, se hace de noche y me voy a dormir. Empiezo a sollozar. Siento que voy a perder a mi amiga otra vez. ¡No! Empiezo a recordar a mi amiga Amy...

"Nos conocimos a los siete. Éramos inseparables. A los diez fuimos a la playa Chess Blue. Empezamos a charlar y me dio una conchita con una perla adentro.
-Ten, me la encontré. Espero que te guste, Sabi.

-Pero...está preciosa. No puedo aceptarla- se la devuelvo.

-Es tuya-dijo poniendola en mi mano.

-Gracias- la abrazo-. Te quiero.

-Y yo a ti, Sabi.

Cuando teníamos catorce, fuimos en nuestras bicicletas a comer helado. Llegamos al semáforo, los autos pararon y cruzamos, Amy iba atrás mío. Terminé de cruzar y faltaba Amy. Cuando ella iba terminando, de repente apareció un auto a toda velocidad, que la atropelló con todo y bicicleta.

-¡Amy!- grité.

Todo pasó en una fracción de segundo. De un momento a otro, Amy estaba en su bicicleta y en un segundo, estaba tirada en la calle, sangrando, inconciente; mientras un grupo de personas se hacían alrededor de ella.

Una señora llamó al 911. Me llevaron en la ambulancia y llamaron a los papas de Amy y a mamá.

Atendieron a Amy en emergencias, cuando fui a verla, estaba entubada, dormida. Los doctores nos dijeron que tenía las costillas quebradas, una lesión en el cráneo y no podía respirar por si misma.

-Gracias doctor.

-De nada, señora.
Nos fuimos y dejamos a Amy y a sus padres en el hospital. Empezé a llorar, no quería que le pasara nada.

-Todo estará bien, ella es fuerte- dijo mamá agarrandome de la mano.

Me calmé un poco y fingí una sonrisa.

Al otro día, fuimos a ver a Amy. Me quedé en la sala de espera mientras mamá preguntaba por ella en la recepción.
-No les dijeron, ¿verdad?

-¿Qué?- mamá estaba preocupada.

-La niña murió anoche, le dio una hemorragia, intentamos todo lo posible pero fue en vano.

Rompí a llorar y me fui corriendo al baño. Mamá me siguió.
-Sabana, abreme por favor.

Segui sollozando, abrí la puerta y abrazé a mana y llore con todas mis fuerzas. Fue como si me hubieran quitado algo de adentro.
-¿Por qué? ¡No, no, no!

-¡Amy, por favor, no!- desperté.
Todo había sido un mal sueño y un mal recuerdo. Encendi la lámpara de la mesita de noche. Recuerdo que después del funeral no hablé ni comí por tres días. Y no dejé que nadie me llamara "Sabi" porque romperia a llorar. Respiré, vi el reloj: 3:00am. Cierro los ojos e intento dormir.

Corazón de CristalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora