Después de regresar a casa, cambiarme, cenar y a punto de dormir, recibí un mensaje de Elliot:
ELLIOT: Hola linda, otra vez gracias por el pastel. ¿Nos vemos mañana a las 3 en mi casa?
SABANA: Claro, hasta entonces. Te quiero.
ELLIOT: Y yo a tí ;)
¡Iak! ¿Desde cuando nos volvimos tan cursis? La idea es rara, pero me duermo con una sonrisa de oreja a oreja.
* * * * * * * *
-Aburrido -Teo pasa de un canal a otro y lo mismo- Aburrido. ¡No hay nada bueno en la tele!
-¿Por qué no haces otra cosa? Dibujar, pintar, jugar con James, un libro quizás.
Y yo, por mi parte, estaba probándome ropa para la tarde con mi novio.
-No.
-¿Y por qué no pones una película?
-Mm... Iré a revisar...
-Bien, ahora me debes un favor.
-¿Un favor?, ¿por...
-Me haces un favor y punto.
Podía aguantar a Teo, pero a veces (osea casi siempre), me colmaba la paciencia.
-Ay, pero... ¿Cuál favor exactamente?
-¿Cuál conjunto te gusta más?
En un sofá habían dos conjuntos y estaba tratando en decidirme por uno de ellos. El primero era una blusa gris con bordes rosa, una falda y zapatillas. El segundo era un suéter naranja, unos jeans y mis botines.
Teo los observó un segundo y se encogió de hombros.
-No lo sé, el que sea... -dijo sin apartar los ojos de la pila de películas en el suelo.
Oh, pero mi hermano menor podía ser malvado, más que malvado. Y no se le podía decir o hacer nada porque ya saben como se supone que deben tratar a los hermanos menores, son los bebés de mamá, no se les puede decir nada, no se le puede dar el más mínimo pellizco y te echan la culpa por la más mínima cosa que hagas...
Pero, algo que sí podía hacer era ponerme firme.
-Theodore -dije, en tono serio, sabiendo que el odia que digan su nombre completo- sólo hazme el pequeño favor de decirme cuál te gusta más.
-Los dos.
Le lancé una mirada fría. "5% de paciencia". Rió nervioso y dijo:
-Tú sabes que es broma Saba, jeje... Me gusta más el segundo, el de los botines.
Solté un suspiro de desesperación y me voy a cambiar.
Cuando salgo Teo está comenzando a ver Star Wars. Me miro en el espejo y me siento con él.
Hasta que suena el timbre. Cuando abro la puerta Elliot está con una sonrisa en su rostro, extiende una mano hacia mí y en la otra lleva una rosa.-¿Lista?
-Lista -le doy la mano y me entrega la rosa.
-Gracias -le doy un beso en la mejilla y él me da uno en la frente.
-No hay de qué.
Nos vamos caminando y pasamos por un café. Nos sentamos y pedimos uno. Y no sé de donde saca una caja con chocolates y la pone en la mesa.
-Experimentemos -me entrega un chocolate-, es una ruleta de sabores, prueba uno.
Lo cojo y me lo como. Sabe feo, es muy amargo, seguro mi cara me delata porque Elliot ríe.
-¿No te gustó? -dijo aguantando la risa.
Idiota.
Niego con la cabeza.
Se recupera y me dice:
-Muy bien, ahora sigo yo...
Siguiéndole el juego, hago lo mismo que él hizo, le entrego un chocolate y él se lo come. Arruga la cara y hace que se vea adorable. Creo que no le gustó.
-¿Y tú, cómo vas? -dije mordiéndome el labio para aguantar la risa.
Me mira con enojo fingido, no resistimos más y estallamos de la risa.
Después de calmarnos, me ofrece otro. Lo pruebo y sí me gusta, es delicioso, dulce y suave.
-Ahora sí...
-Sí.
Pasamos así un rato, entre risas y muecas.
-¡Oye, creo que me quieres hacer gorda, diabética o algo!...
Él ríe y se fija en su reloj.
-Ya lo creo, vamos a casa.
Me toma del brazo y vamos a su casa.
* * * * * * * *
Cuando llegamos nos sentamos y vemos televisión un rato, sentados con las piernas cruzadas estilo indio en la alfombra de la sala.
Charlamos y bromeamos un largo rato, y cuando digo largo, lo digo de verdad.
Y no sé de dónde sacamos el tema pero Elliot parece interesado.-Sabana... ¿Quieres ir al baile conmigo?
-¿Por qué lo preguntas? Claro que sí -lo abrazo y lo miro a los ojos de una forma tan tierna.
-Bueno, eso hay que celebrarlo -dijo alzando las cejas, aún sin apartar sus ojos de los míos.
-¿Y eso cómo?, si se podría saber...
-Mm, Saba... -y posa sus ojos en mis labios, me mira pidiéndome permiso y yo asiento.
Aprovechamos para besarnos en el suelo, abrazados, entre risas y palabras. Nos las arreglamos para levantarnos para ir a su habitación, sin dejar de besarnos.
Caemos en su cama y nos seguimos besando, me acaricia la espalda, los brazos, la cara... Le acaricio el pelo y me abraza cada vez más, besándome la frente, las mejillas, la nariz.
De repente su teléfono cae de la cama, se desbloquea y aparece la foto que nos tomé de fondo de pantalla. Le sonrío y me envuelve en sus brazos una vez más, apaga la lámpara de su mesita de noche.
Y nos quedamos dormidos, y la última cosa que ví fue a Elliot abrazándome y susurrando a mi oído:
-Duerme, preciosa.
Me despierto por los rayos del sol que se filtran por la ventana. Tengo muchísimo calor. Claro, con suéter y Elliot pegado a mí, como no...
Reviso la hora en mi celular y me llevo una mano a las frente.
Veinticinco llamadas perdidas y siete mensajes de mamá.
Oh, oh.
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Corazón de Cristal
Roman d'amourSabana es una chica dulce, soñadora, fuerte e inteligente. Está lastimada por la muerte de su padre, lo que hace que ella no crea mucho. Lleva una vida tranquila, hasta que se topa con Elliot, que se enamora perdidamente de ella. Sabana relata much...