Capítulo X

117 4 0
                                    

Narra Anakin

Pantanoso, verde y la Fuerza estaba presente en todo.

Así definiría yo, Dagobah.

Antes de salir de Coruscant y sin perder el tiempo, con todas las piezas que había por el suelo, más las que busqué, construí medroides que se encargaron de Luke desde primer segundo. Le revisaron de arriba a abajo, deteniéndose en su prótesis cibernética, pinchando en cada uno de los dedos de su mano para saber si sentía algo. Aunque estaba fuera de peligro, le pusieron una mascarilla de oxígeno.

A pesar de todo, cada vez que me veía sonreía. No me separaba apenas de él, pero tenía que conseguir algo de comida para los dos.

-Pequeño chantajista emocional.
-¿Cómo estás?
-Te veo bien así que yo...estoy bien.
-Tus ojos...

Me levanté, observando mi reflejo contra la empuñadura de su sable láser. Yo guardaba su cinturón de armas hasta que él estuviera en condiciones de usarlo. Mis ojos ardían como un fuego amarillo. No iba a negar que me había estando desahogando matando a diestro y siniestro.

-Volverán a la normalidad -. Dije restándole importancia. - En algún momento...
-Puedo notar tu cólera, padre. Es por mi culpa.
-No, no digas eso. Tú no tienes culpa de nada -. Hice un gran esfuerzo por mantener la calma y que se notase en mis palabras - Cuando estés más que curado, nos vamos a donde tú quieras, me da igual el planeta, con que estemos juntos me llega.
-Voy a decir algo cursi pero... ¿Tú me quieres?
-Mas que a mí vida.

Entrelazó sus brazos alrededor de mi cuello escondiendo la cara en el hueco que hay entre la cara y el hombro.

-Tal vez en su momento vivió alguien aquí, ahora se habrá extinguido.

R2 emitió sonidos admitiendo que tampoco le agradaba el sitio.

-Tengo la sensación de que en cualquier momento nos atacará una especie de monstruo saliendo de ese agua que tiene toda la pinta de abrasar la piel de todo aquel que se meta.

R2 caminó delante de mí analizando todo hasta llegar al pequeño refugio que habíamos echo.

-¿Te va gustando Dagobah? -.Inquirió Luke en cuanto me vio.
-Es un sitio increíble. No he visto algo parecido en mi vida.
-¿Puntuación?
- Un diez de diez. Estoy perdiendo el tiempo al no mudarme ya mismo.
-¡Eres un mentiroso! -. Rió.

Echamos a correr, saltando por encima de piedras musgosas, que si pisabas más, ibas directo contra el suelo y lo más probable es que algún diente no sobreviviera. Trepabamos por las lianas, que a mí no me parecían seguras para ponernos a meditar, ahí en todo lo alto del árbol.

-Unas vistas que no las cambio por nada en el mundo -. Espeté con un tono irónico.
-¡Oh vamos! Dale una oportunidad, apenas estás conociéndolo. Además permanecemos juntos.
-Eres lo único que me salva para no enloquecer.
-Aquí hay una tranquilidad, una paz y la Fuerza es tan intensa...
-Me siento un intruso.
-Eres un Caballero Jedi, no lo olvides nunca.
-Creía que la persona que tenía al lado era mi hijo, no Obi-Wan. - Me incliné como pude hacia delante a modo de reverencia-Mil disculpas Maestro.

Esbozó una sonrisa que hizo latir mi corazón de tal manera que parecía que se me iba a salir del pecho.

Continuamos con lo que estábamos haciendo, yo me dejaba guiar sin perder de vista a R2 junto con el droide que me acompañaba en mi nave, ya que a su ritmo nos seguían.

Hasta que llegamos a un terreno extenso bastante rocoso, con una pequeña casa que se camuflaba con el color del suelo.

-¿Aquí es donde nos van a trocear para echarnos en un caldero? -. Inquiri preparando mi sable láser.
-¡Espera un momento!
-No tenía pensando morir de esta forma... Ni ahora.

Esto queda entre NosotrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora