Esto queda entre Nosotros

Capítulo XXIV

–Oficialmente soy Maestro Jedi–.Anunció Luke.

Nos encontrábamos en un despacho que Leia tenía para tratar los asuntos importantes de la política.

–Ahora solamente tengo que ver dónde empiezo a construir la Academia Jedi.–.Continuo.–Obi-Wan ocupará el lugar de Yoda; tiene experiencia de sobra y le ha visto trabajar la mayor parte de su vida.
–Te veo estresado–. Baje mis manos por su torso.
–No te voy a negar que me gustaría dejarle todo este lío a Obi-Wan, pero no sería justo, aparte de que es mi obligación que lo haga yo...
–El Maestro Yoda confiaba en tí...
–Porque tengo algo más de paciencia que mi padre, lo cual no es muy difícil.
–¿Has hablado con Anakin?
–Muchas veces.
–¿Sabe qué él ahora es Maestro Jedi?
–No, ese detalle no se lo he contado.
–¡Luke!
–¡No es fácil hablar con él de ello! Aunque tenemos un trato.
–¿Cuál?
–Fue en Dagobah. Sí yo aceptaba ser Maestro, él también lo sería.
–Obi-Wan tiene que estar muy orgulloso de vosotros dos.
–A mi padre le sigue tratando como un niño...
–A él le gusta.

Sentí que se acercaba alguien; no se que me dio por meterme debajo de la mesa a la vez que mi marido ponía los ojos en blanco.

–¡Muchacho!

Me puse una mano en la boca evitando que Han, me escuchará reír.

–Mi hermana te dijo que estaba aquí, ¿no?
–¡Qué es eso de volver a la rutina! ¡¿Y mis vacaciones?!
–¿Acaso no las has tenido ya?
–¡Yo necesito más para recuperarme de todo lo que me habéis echo pasar!
–Nadie te obligó a participar.

En ese momento parecía tener el control sobre Luke.

Algo dentro de mí me abrasaba haciendo latir mi corazón a un ritmo frenético.

Con cuidado le quite el cinturón de armas, él ni se inmuto, tal vez para no hacer sospechar al capitán del Halcón Milenario.

Me acomodé mejor entre sus piernas, desabrochando el botón de su pantalón, bajándoselo, lo suficiente como para liberar su miembro.

Al principio puso su mano izquierda, evitando que hiciera alguna travesura, sonreí y tras batallar un poco, gané, pasando mi lengua, saboreandole entero.

Este increíble Jedi es todo mío.

¿Cuándo me había vuelto posesiva?

Jugué un poco con la punta antes de succionar.

Vi como contenía la respiración, agarrándose a la mesa sin cambiar la expresión de su rostro.

–No quería que te llevases tú toda la gloria.
–Seras recompensado, Han.
–¿Por qué no os habéis ido de Luna de Miel?–. Inquirió desconcertado.
–Lo veíamos una perdida de tiempo.
–¿Es cierto que os queréis ir a otro planeta?

Su gran erección era sinónimo de lo excitado que se encontraba.

Aún así seguía manteniendo su compostura.

Ni un solo gemido.

¡Con lo que adoraba su ronca voz!

–Tenemos que hacer cada uno nuestras vidas.
–¿Nos vamos a volver a ver?
–¿Acaso no piensas conocer a tu futuro sobrino?
–Hablas como si realmente supieras lo que va a nacer.
–Un presentimiento.

Aceleré un poco el ritmo, acercandole al organismo, en cuanto note que su abdomen se contraía, una de sus manos apretaba la mía, mientras que la otra cubría su boca.

Sonreí.

Le estaba dando placer delante de su amigo.

Hasta que se corrió.