Capítulo XIX

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Narra Luke

-Nos podrían haber recibido al menos-.Protestó Obi-Wan.
-Y de paso que nos pongan una suite de lujo... ¡Maestro concentrate!
-Nos tenemos que separar, vosotros ir por ese pasillo-.Señalé uno que estaba enfrente nuestro-Yo iré por este-Indiqué con la cabeza el que iba hacia la izquierda.
-No sé si es buena idea. La última vez que nos separamos, a mí, me mataron.
-Mi padre va contigo.
-Eso empeora aún más las cosas.

Anakin lanzó una mirada envenenada a su Maestro.

Caminé despacio, notando a través de la Fuerza, la presencia de alguien más.

Me sorprendió que no saliera ningún soldado de los muchos escondites que tenía el Destructor.

Pero enseguida entendí que había que caer primero en la trampa para que después se pusieran todos como locos a disparar.

En un abrir y cerrar de ojos, tenía un sable color carmesí apuntando a cuello mientras una mano cubría mi boca. No hice esfuerzo alguno por liberarme, sabía quién era, así que me deje arrastrar hasta una habitación poco iluminada.

-Skywalker.
-¿Se te ha olvidado como me llamo?
-Que poco caballeroso por tu parte.
-¿Quieres que te tenga devoción?
-Muy inteligente no eres, pudiendo estar lejos de aquí.
-¿Y tú qué haces sirviendo de nuevo al Emperador? ¿Te has dado un golpe en la cabeza?
-Lo que haga o deje de hacer no es de tu incumbencia, Skywalker.
-No decías lo mismo cuando entrenabamos juntos, gemias mi nombre o en alguna ocasión que se te escapó "un te quiero"

Aunque su rostro era desenfadado, mostraba todo lo contrario.

-Estas a tiempo de irte.
-Muy bien. Vayamonos.
-Ni sueñes, Skywalker.
-¿Tanto te cuesta llamarme por mi nombre?

De un impulso, la agarré de las muñecas pegándola fuertemente contra la pared.

-¿Por qué tuviste que aparecer en mi vida, maldito Jedi?
-No fui yo quien te mando a esa misión, cariño mío.

Empezó a darme patadas para que la soltara, pero lo único que consiguió es que incrementará la fuerza sobre ella.

-Un gran error por parte del Emperador.
-Al contrario, enana, seguramente sabía que acabarías pecando.

Reunió la fuerza necesaria para empujarme y acto seguido su mano acabó estampada contra mi cara.

-¡Eres un imbécil!

Lágrimas de rabia salían de sus ojos.

-¡Date cuenta de una vez que estoy enamorado de tí! No quiero que tires tu vida por la borda con ese engendro del mal. Vales mucho, joder. ¡Qué si no quieres que estemos juntos, yo lo acepto, pero no le hagas esto a Obi-Wan! Él no se lo merece.

Sus labios acabaron sobre los míos moviéndose con necesidad y violencia, como si se hubieran extrañado todo este tiempo. Subió las manos hasta mi pelo, me hacía daño al tirar, aún así ignoré el dolor, acabando en el suelo, ella debajo de mí y ambos con la respiración acelerada.

Pronto la ropa estuvo esparcida por el suelo y mi boca iba recorriendo cada rincón de su cuerpo.

Sonreí cuando mi lengua se adentro en su zona húmeda haciendo que su espalda se arqueara.

-Skywalker...
-¡Quiero que digas mi nombre! -.Exigí

Ahogó un gritó cuando sin avisar metí dos dedos de golpe.

No se dio cuenta que mi mano libre estaba sobre mi miembro, preparándome, subía y bajaba lentamente, mientras ascendía sobre ella para que probase su propio sabor.

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