Capítulo XV

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Narra Obi-Wan

Era como volver a nacer pero de una forma más extraña.

Anakin me miraba con una sonrisa de haber cumplido el sueño de su vida.

-Maestro...
-No tengo palabras para esto, Anakin.

Mi joven Padawan siempre había demostrado ser mejor que yo en todos los sentidos, incluso más que el Maestro Windu, aunque esto al Jedi de sable morado le sentara peor que una patada.

-Un simple gracias, llega.
-Debería matarte.
-¿Ahora que he echo Maestro?
-Andar a líos con María. ¿Por qué me tienes que hacer esto otra vez, Anakin?

Sacudió la cabeza riendo, parecía estar negándolo, me agarra de la túnica para guiarme hasta su habitación. De momento tendría que mantenerme oculto de los demás, porque a ver cómo se explicaba que alguien muerto había vuelto a la vida.

-Juntos otra vez, Obi-Wan.
-No sé ni cómo celebrarlo...
-¿No andas de humor?
-¿Tanto se me nota?
-Olvidate de todo y piensa en lo afortunado que eres por estar aquí...-Posó ambas manos sobre mis hombros, acercándose peligrosamente a mí-... Maestro...
-¿Podré salir en algún momento?-.Inquiri

Intenté con todas mis fuerzas no mirarle a los ojos.

-Cuando no haya nadie o estén durmiendo.
-¡Genial!... -. Dije con ironía.
-No has cambiado nada. Sigues siendo el mismo gruñón de siempre.
-Tu tampoco has cambiado y Luke es igualito que su padre.
-Gracias por la parte que me toca.

Anakin entró y salió varias veces de la habitación trayendo comida. Aunque era un exagerado. Debía de haber aquí alimento para más de una persona, ¿acaso tenía a alguien secuestrado y lo mantenía oculto en el armario?

Luego vino el joven Skywalker, aunque también podría ser el padre, ya que el hijo era un poco más mayor que él. ¿Cómo hacer carrera del padre y del hijo, si ya el primero era todo un reto para mí?

Y así pasa años más tarde, de tal padre, tal hijo, Luke Skywalker enamorado, incumpliendo como en su día Anakin, las reglas del código Jedi.

Todo se hereda.

-Obi-Wan, tenemos que hablar.

Tenía que admitir que Luke era más pacífico que Anakin, se tomaba su tiempo para pensar y reflexionar, mientras que el padre actuaba a lo loco y que pasará lo que tuviera que pasar.

-Adelante.

Padre e hijo se sentaron en el suelo mientras que yo estaba encima de la cama.

-Yoda, nos comentó que cuando él ya no estuviera, oficialmente Luke y yo seríamos Maestros Jedi. -. Explicó Anakin y pude notar como se iba poniendo nervioso.
-Definitivamente la cosa está peor de lo que imaginaba.
-¿En qué sentido Obi-Wan? -. Inquirió Luke.
-Pues hay que estar un poco mal de la cabeza para que os nombren Maestro... -. Los ojos del que una vez fue mi Padawan se iban oscureciendo. Su hijo posó una mano sobre su pierna como si así fuese a conseguir calmarle. - No lo digo a mal... ¿Os sentís realmente preparados para tal cargo?

No tenía ni idea cómo funcionaban ellos dos.

-La cosa es...
-Ninguno de los dos queremos serlo, pero Luke, solamente acepta sí yo también lo hago. - Concluyó Anakin.
-¡Pues vamos bien! -. Dije irónicamente.

Anakin se alteraba fácilmente, por eso con él había que medir bien cada palabra antes de saliese por la boca.

-Ya lo pensaremos. No tiene porque ser ahora -. Sentenció Luke.
-A ver, una vez que el Imperio desaparezca, lo hablaremos con calma, puedo ofrecer mis conocimientos si sirven de algo, ya que tener tres aprendices dan para mucho.
-Te quejarás...
-No os cambiaría ni aunque me ofrecieran una vida mejor llena de riquezas -. Admití.

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